Un director entre dos orquestas

Casi al mismo tiempo, el nombre de Sergiu Comissiona ha aparecido en la vida musical madrileña por partida doble: como director invitado del último concierto de la ONE para interpretar la Sinfonía número 3 de Mahler y como futuro maestro titular de la Sinfónica de RTVE. Comissiona (Bucarest, 1928), que comenzó su carrera como violinista, inició sus actividades directoriales en 1946 con la Orquesta de la Radio Rumana, de la que pasó al Ensemble del Estado y, tras conseguir el premio de dirección de Besançon, a la ópera de su ciudad natal (1955-1958).Al año siguiente adquiere la ciudadanía israelí e inicia su trabajo con las orquestas de su nuevo país, especialmente con la Orquesta de Cámara, que funda en 1960. La carrera internacional de Comissiona ya está en marcha; es figura habitual en los medios europeos y americanos y titular de diversas importantes formaciones hasta que en 1969 toma a su cargo la Sinfónica de Baltimore. Siete años más tarde adquiere la nacionalidad estadounidense. En Madrid dirigió por vez primera la Orquesta Nacional en marzo de 1966 y destacó por una muy bella versión de la Cuarta sinfonía de Schumann.

Comunicación

Personalidad bien formada y extraordinariamente atractiva, quizá su característica principal sea la inmediata comunicación con los profesores que dirige y con el público, valor que relega a segundo plano las posibles imperfecciones propias del montaje rápido de partituras complejas. Esto sucedió con la Tercera de Mahler el viernes pasado.Es necesario bastante tiempo de trabajo para internarse por los mil rincones de ese mundo musical vario en tantos aspectos, pero Comissiona atendió a lo principal, una visión global, ricamente plástica, sencilla en su prolija narración y fuertemente expresiva e iluminada.

Contando con una voz estupenda, la de la contralto holandesa Jard van Ness para el lied sobre Nietzsche y el Coro Nacional (voces femeninas) y la Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo para el fragmento del Knabewunderhorn, Comissiona dio vida a este prolongado canto, quizá el más extenso lied que conoce la historia. Muchos aplausos premiaron la versión y saludaron a nuestro futuro convecino.