El regreso del príncipe de las tinieblas
Aumento de actos de satanismo en España
Cruces invertidas en cementerios, exorcismos salvajes como el que dio pie al crimen perpetrado recientemente en el Albaicín, en Granada, y robos de hostias en iglesias son síntomas de que el satanismo y la magia negra tienen adeptos en la católica España. Hace cinco años, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, afirmaba en el libro-entrevista Informe sobre la Fe.- "Existen ya signos de ese regreso de las fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos".
Encarnación Guardia, de 36 años de edad, fallecía el pasado día 1 de febrero como consecuencia de las heridas recibidas de un grupo de personas que unos días antes habían intentado expulsarle el diablo del cuerpo. Ese crimen ha vuelto a suscitar la polémica sobre posesiones diabólicas, magia negra y sectas satánicas, asuntos todos que algunos medios religiosos atribuyen a la pérdida de la fe de las sociedades, occidentales.Así opina Francesc de Paula Solà, jesuita que durante 40 años ha sido profesor de teología y que desde que fue ordenado sacerdote tuvo interés personal por los temas de posesiones diabólicas. Solà cree que el crimen de Granada obedece no a un exorcismo, sino a un ritual más bien próximo a la magia negra. Encarnación Guardia fue empalada e ingirió una solución de sal, aceite y bicarbonato que Mariano el Pastelero -el presunto director de la macabra ceremonia- supuestamente le preparó.
Solà dice que esa ceremonia, "obra de personas agresivas y sádicas", estuvo cargada de simbolismo, como todas las que tienen que ver con magia negra. "El aceite se impone también en la Iglesia católica, en la confirmación, porque los antiguos atletas romanos se untaban con aceite para dar mayor flexibilidad a sus miembros y poder combatir; la confirmación también prepara para el combate", afirma el jesuita. "La sal", añade, "también se aplica en el bautismo, como símbolo de preservación de la fe. Pero tiene también el simbolismo de la destrucción, porque cuando se quiere dejar la tierra yerma, se la cubre con sal".
La explicación que da Solà al crecimiento del satanismo y la magia negra es parecida a la ofrecida por el cardenal Ratzinger: "Cuando las sociedades son más materialistas, se vuelven más supersticiosas". Antes, recuerda Solà, la gente rezaba para que lloviera; "la verdad", explica, "es que Dios no se mete en estas cosas, aunque podría hacerlo. Lo sobrenatural ha desaparecido, sólo queda lo material. La gente sencilla, la gente ignorante, se vuelve supersticiosa y cae en la idea de que el demonio les puede ayudar", asegura.
Estos elementos explican, a su juicio, el crecimiento de sectas satánicas y, sobre todo, de la magia negra. El pasado mes de enero, nueve cruces aparecieron invertidas en el cementerio de Huelva. Otras 59 habían aparecido invertidas en diciembre. La policía investiga la existencia de una secta satánica en Huelva. Solà, en cambio, cree que se trata más bien de un acto de magia negra, porque "entra más en el simbolismo de esas corrientes; los seguidores de la magia negra destrozan lo que es católico, porque piensan que los malos espíritus les protegerán".
Prácticas sacrílegas
Quienes practican la magia negra, opina el experto jesuita, no actúan por indicación directa del demonio, los de las sectas satánicas sí. Los adoradores del príncipe de las tinieblas se entregan más bien a prácticas sacrílegas, dice. Solà opina que la explicación a los robos de hostias en templos barceloneses, que se han incrementado en los últimos años, está precisamente en la actividad de las sectas satánicas.A veces, la influencia de la magia negra tiene contacto con la llamada parapsicología. "Por ejemplo", explica, "los papeles que se hallan sobre una mesa suben a un armarlo. Eso le sucede a gente que, consciente o inconscientemente, ha tenido contactos con brujos", añade.
"En una ocasión", relata, vino a verme una pareja; en su casa se abrían y se cerraban las puertas y había gente que entraba por las noches. Yo les pregunté si alguna vez habían tenido contactos con algún brujo y ellos me dijeron que no. Unos meses más tarde regresaron para decirme que tenía razón: una de las chicas que trabajaba en la oficina era una bruja; cuando la despidieron se acabaron las visiones".
Ni rabo ni cuernos
"El diablo no se presenta con rabo y cuernos, sino como un señor elegante y distinguido que da instrucciones a sus seguidores", afirma Francesc de Paula Solà, quien asegura que en los casos de posesión la única iglesia que se muestra eficaz es la católica."En el caso que relata la película El exorcista, los padres de la joven -en realidad un joven- eran protestantes. Cuando acudieron a pedir ayuda al pastor de su confesión, éste les envió a un sacerdote católico", dice Solá. "Las iglesias protestantes no tienen exorcistas, y, en el caso detenerlos, intentan expulsar a los demonios, pero éstos no se van. Yo creo que esa es una muestra de que la Iglesia católica es la verdadera", sentencia el jesuita.
Solà resta importancia a la existencia de casos de endemoniados. "De cada 100 casos que se presentan como tales, sólo un par acostumbran a ser verdaderos", dice. Quizá por eso, las diócesis españoles no tienen equipos de exorcistas, sino que nombran a uno para cada caso. Sucede lo contrario que en la ciudad italiana de Turín, donde un franciscano actúa, junto a un equipo, como gran exorcista.
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