TVE realiza un documental sobre las pinturas de Altamira
Unos 70 millones de pesetas ha invertido Televisión Española en un documental sobre las pinturas rupestres de Altamira en el que participaron varias decenas de personas que invirtieron casi un año en la tarea. El rodaje en el interior de la llamada Capilla Sixtina del arte rupestre se llevó a cabo utilizando una luz igual a la que hace 16.000 años emplearon los hombres de Altamira.Cuatro doctores en radiometría y colorimetría del Instituto de Optica, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, recibieron el encargo de llevar a cabo el diseño del avanzadísimo equipo de rodaje que se introdujo en este yacimiento patrimonio de la humanidad. Desde que en la década de los setenta las cuevas permanecieron cerradas al público a causa del progresivo deterioro de las pinturas y para facilitar la ejecución de un plan de conservación encargado a expertos de la universidad de Cantabria, el Patronato de Altamira está siendo especialmente estricto en la defensa del delicado ecosistema.
Los profesores Antonio de la Cruz, Alicia Pons, Joaquín Campos y Antonio Corrons, los cuatro doctores en radiometría y colorimetría, tuvieron en cuenta que el principal problema del rodaje era eliminar las radiaciones ultravioleta. Tras seleccionar los que menor influencia pudieran tener, se recomendó a Televisión Española el empleo de filtros.
La elevación de la temperatura en la gran sala, que tanta influencia tuvo en años precedentes al cierre temporal de Altamira debido a la afluencia incontrolada de visitantes (llegó a autorizarse 1.500 al día), fue evitada mediante la utilización de sensores que avisaban al equipo de filmación del momento en que debían suspender su trabajo. Otros aparatos advertían también sobre el más mínimo incremento del anhídrido carbónico.
A fin de que la reproducción de los colores de los bisontes fuese lo más real posible, los ópticos pensaron que el rodaje debía efectuarse con una luz igual a la que hace 16.000 años utilizaron los hombres del paleolítico. Para ello se recurrió a la reproducción de una candileja de hueso de animal, similar a la que iluminó a los autores de ese fabuloso legado.
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