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¿Dónde está el centro?

Ahora. parece que todo el mundo está de acuerdo acerca de que la adhesión del voto centrista es el fundamento para conseguir democráticamente el poder político en España. Antes cada partido tiraba hacia su lado y menospreciaba los valores de la moderación y la concordia que encarnaba el partido de Unión de Centro Democrático (UCD).Durante los cinco años de Gobierno de la UCD (1977-1982), tanto la derecha corno la izquierda vapulearon de manera inmisericorde al partido centrista bajo el lema "leña al mono, que es de goma". Naturalmente no era de goma y se rompió, no sólo por eso, sino también por méritos propios.

A lo largo de los diferentes comicios electorales en todos estos años, el PSOE ha peleado por los votos centristas, y recientemente el Partido Popular (PP) lo está haciendo. También los partidos nacionalistas de las diferentes comunidades intentan tener, unos más que otros, sus bases electorales en el voto centrista.

En estas fechas, el CDS, heredero indirecto de la UCD, va a celebrar su congreso y, al parecer, se plantea una nueva estrategia como partido bisagra. No tengo sobre este asunto más noticlas que las que aparecen en los periódicos, pues desde 1982 uno colgó, como se dice en términos coloquiales, las botas de la militancia, política y, por tanto, carece de información privilegiada al respecto. Sin embargo, al margen de lo que democráticamente decidan el CDS y sus líderes, como ciudadano ubicado ideológicamente en el centrismo me interesa y preocupa cuanto en él ocurra. Pienso, al igual que les pasa a tantos ciudadanos que en algún momento de su vida votaron al centrismo representado por el partido de UCD, que hoy cobran fuerza de nuevo los principios políticos que se asientan en un estilo renovado de hacer política, una defensa de los valores éticos y en una ideología de progreso y solidaridad con los demás.

Tengo para mí que ahora los partidos, y de manera especial el PSOE, han perdido el horizonte del ¿a dónde vamos?, para quedarse, unos y otros, en un cuerpo a cuerpo tabernarlo y achulado. ¿Es esto el estilo de centro? ¿Se representan así los votos centristas que estos partidos tienen? Naturalmente que no. De ahí que ahora se empiece a echar de menos todos aquellos valores que dieron al centrismo su propio estilo, y para ello no hay más que oír y leer a los líderes de opinión de la prensa y la radio, que día a día reclaman la vigorización de la vida política.

Resulta obvio que los partidos actuales tienen muchos votos del centrismo entre sus siglas, tantos como tres millones el PSOE y dos millones el PP, y a mí me parece que no les son propios. Creo que es ahora cuando el centrismo puede recuperarse sin complejos históricos y ofrecer a la ciudadanía una alternativa política real.

El orgullo nacional

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A la pregunta de dónde está el centro, hoy sólo se puede contestar que en el silencio de tantos y tantos ciudadanos que trabajan día: a día en sus tajos por sacar adelante este país y que, ¡cómo no!, se pasman de lo que está ocurriendo en la tan querida y soñada joven democracia española, y se preguntan: ¿qué ocurrió con los ideales que la crearon? ¿Qué quedó de la grandeza de aquel Parlamento? ¿Dónde está la solidaridad con España? ¿Y cuál es ahora el orgullo de la nación? Para contestar a estas cuestiones desde el centro: de nuevo habrá que arrimar el hombro; de nuevo habrá que reverdecer la Ilusión política; de nuevo habrá que ser solidarios con el país; de nuevo habrá que comprometerse con el ideal; de nuevo deberán surgir los García Añoveros, los Bayón, los Pérez Llorca, los Díaz Ambrona, los Arias Salgado, los Gamir, los Casado, los Medina, los Camuñas, los etcétera, tantos y tantos líderes locales y nacionales que trabajaron esperanzadamente por la democracia. Conseguir que los partidos sean el fiel reflejo de sus votantes es el reto permanente de una sociedad democrática sana. Cuando esto ne. ocurre así porque se enmascara dicha representación, aparece el pasotismo social, el desistimiento electoral y la corrupción política.

Sin duda ha llegado el momento de plantear este tema en los medios de opinión pública, e intentar regenerar así el debate político, para sacarlo del lodazal en que se ha metido y que, con todos los respetos, no parece que sea lo mejor que nos ha podido ocurrir. Ustedes tienen la palabra.

Arturo Moya Moreno es empresario ex diputado de UCD y ex consejero del presidente en el Gobierno de Adolfo Suárez.

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