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Estudiantes de Vallecas piden a Solana seguridad contra los 'asaltantes de las jeringuillas'

Los alumnos de un instituto de formación profesional de Vallecas protagonizaron ayer, frente al Ministerio de Educación y Ciencia, la protesta en demanda de seguridad ciudadana más joven de las organizadas en Madrid. Los jóvenes, entre 14 y 18 años, están hartos de que les atraquen otros jóvenes con navajas y jeringuillas que se esconden tras las montañas de escombros que hay en el camino de acceso al centro. La pasada semana, 13 muchachos fueron desposeídos de sus anoraks, anillos, relojes, estilográficas, calculadoras y "dinero para el bollo" cuando se dirigían al centro.

Según los profesores del instituto vallecano, 800 alumnos de la Escuela Politécnica de Formación Profesional de Palomeras-Vallecas partieron en los autobuses con destino a la protesta, aunque tan sólo llegaron a su destino algo más de la mitad. Una representación del profesorado y dos alumnos obtuvieron el compromiso de un representante del Ministerio de Educación y Ciencia de que una compañía de seguridad privada se encargará, de momento, de velar por la seguridad del centro y un arquitecto estudiará cómo eliminar los escondites de basura desde donde se parapetan los atracadores."Es como las montañas donde se escondían los indios; aunque llegue un coche de policía, no puede trepar y es imposible seguirlos", éste es el resumen aportado por un profesor de formación humanística sobre "la relación vertidos-delincuencia". La junta directiva del instituto fue recibida la pasada semana por el comisario de la zona, que informó a aquélla de la aprehensión, cerca del centro, de veinte millones de pesetas, armas y droga.

Uno de los más jóvenes manifestantes, de 14 años, explicó que tanto él como sus compañeros estaban hartos "de tantas guarrerías y obscenidades", en referencia a las jeringuillas y preservativos que encuentran continuamente de camino a las aulas. Tanto los chicos como los profesores destacaron estar al margen de la política y que lo único que perseguían es mejores condiciones para estudiar.

"Es que no puedes ni ir a clase bien vestido porque todo lo que llevas te lo pueden quitar. Todo por la mierda de las drogas", explicaba Santos, de 16 años. Los jóvenes, adolescentes la mayoría que quizá acudían a una manifestación por primera vez en su vida, vestían pulcramente, como si se hubieran arreglado expresamente para acudir a un acontecimiento inusual. Llevaban pancartas antidroga, conocen los problemas de su barrio e indican con toda precisión y serenidad los lugares donde se compra.

"Date prisa, que te pincho"

Muy tranquila, casi resignada, explicó Gemma cómo la atracaron a las once de la mañana del pasado lunes: "Me quitaron todo menos una cadena, que como era de plata no la quiso. El chico insistía mucho y me decía: date prisa que te pincho con la jeringuilla que llevaba en la mano". Los padres de Gemma la han tranquilizado y no comparten la opinión de otros que prefieren que sus hijos dejen de ir a clase a que se arriesguen.De momento, los jóvenes estudiantes pretenden que el Ayuntamiento arregle la calle de su instituto, la ilumine y prolonge el recorrido del autobús municipal. Así se sentirán más seguros y podrán llevar sus plumas (anoraks), estilográficas, calculadoras, relojes y dinero para el almuerzo, sin temor.

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