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Más culpable la tierra que el cielo

Fallos de planificación agravan la mayor sequía del siglo en Euskadi

Cada vez son más las personas que afirman que los responsables de la sequía en el País Vasco están más cerca de la tierra que del cielo. "La culpa de esta situación", señala un hidrogeólogo, "no se puede echar sólo a la falta de precipitaciones, sino a la mala planificación de los recursos hidráulicos y a la imprevisión" del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao y de Aguas Municipales de Vitoria (Amvisa).

La publicación de un informe del Ente Vasco de Energía (EVE), elaborado en 1987, en el que se recomendaba la captación de agua de las bolsas subterráneas, así como el estudio del Plan Hidrográfico Vasco (1985), en el que se afirmaba que la reducción de las fugas -entonces del 39%-, era la medida más eficaz para satisfacer el aumento de la demanda a corto y medio plazo, han disparado las críticas hacia los responsables del abastecimiento del preciado líquido.Según el estudio del EVE, en 1987 se utilizaba menos del 20% de los acuíferos subterráneos existentes, es decir, 125 hectómetros por metro cúbico, de los 665 que podrían ser aprovechados. En una primera etapa, la inversión de 1.600 millones podría incrementar esta utilización hasta un 36%-38%, otros 120 hectómetros por metro cúbico. La pasada semana, el viceconsejero de Energía acusó al Consorcio de perder un tiempo precioso al no haber comenzado la explotación de las reservas subterráneas. Por otra parte, el Plan Hidrológico Vasco, de 1985, alertaba de los litros por segundo que se desperdiciaban por el mal estado de la red. Los últimos estudios señalan que 60 de los 100 kilómetros de conducciones que recorren la comarca del Gran Bilbao tienen al menos 50 años de antigüedad.

Desidia ante el problema

Sin embargo, los responsables del abastecimiento han preferido llegar a los actuales niveles de restricciones antes que comenzar a perforar el suelo y diversificar las fuentes de abastecimiento. lñaki Antigüedad, hidrogeólogo e investigador en la universidad del País Vasco, se muestra muy crítico con la "desidia" del consorcio y de Amvisa. "No han tenido en cuenta ninguna recomendación, y su nefasta política de planificación ha conducido a una situación límite. Los intereses políticos y empresariales impiden una solución razonable".

Los responsables del consorcio, sin embargo, están satisfechos con su política y su capacidad de respuesta ante la interminable sequía. "No, nada de actuar a salto de mata. Nosotros también tenemos informes y trabajamos con nuestras propias curvas de garantía. Lo que no se puede cuestionar es la gestión integral, moderna y europea que hemos logrado imponer", afirma con rotundidad José Miguel Eizaguirre, gerente del consorcio.

La oratoria etérea se transforma en cabreo generalizado cuando la gente analiza una realidad omnipresente: la falta de agua. Las restricciones en el País Vasco no han dejado de incrementarse en los últimos cuatro meses. A las 12 horas diarias de cortes en las comarcas del Gran Bilbao y Vitoria, que afectan a cerca de 1,3 millones de personas, hay que sumar las seis horas que soportan los 300.000 ciudadanos guipuzcoanos de la comarca del Añarbe. La próxima vuelta del tornillo será a mediados de este mes, cuando se pase a 14 horas de restricciones.

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Telarañas en las registradoras

Los ciudadanos han aguantado estoicamente una situación que amenaza con alargarse durante este año, pero la bombilla roja se ha encendido en los sectores más castigados y en los más concienciados. Los primeros ven cómo las telarañas, poco a poco, se van haciendo un sitio en la cajas registradoras; los segundos no comprenden la falta de previsión y planificación del consorcio y Amvisa.Los hosteleros han perdido entre un 30% y un 35% de clientes y ventas, lo que significa para los bares y cafeterías unas 8.000 pesetas menos al día. Además han tenido que reducir en un 70% su jornada laboral.

Las pérdidas en el sector agrícola y ganadero son ya historia.

Los cultivos hortofrutículas, de patata y remolacha han podido sobrellevar la escasez de pluviosidad gracias a los regadíos. Las precipitaciones con cuentagotas han semiarruinado los pastos y la producción de forrajes, que descendió entre un 20% y un 45%, según las zonas.

Las 181.000 unidades de ganado mayor (UGM) vacuno y las 449.000 ovejas del País Vasco y Navarra querían su combinado de alfalfa, paja y hierba seca. Los ganaderos eran víctimas de la especulación en el mercado forrajero, que disparó los precios sin piedad alguna. Resultado: pérdidas millonarias. Según datos de EHNE, se han perdido entre 25.000 y 30.000 pesetas por vaca y entre 5.000 y 7.000 por oveja. "Las ayudas de la Administración han sido ridículas, 1.440 pesetas por UGM vacuno y ovino (siete ovejas hacen una UGM), condicionadas a la compra de piensos subvencionados".

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