Guerra no convenció a la mayoría de los españoles

EL PAÍS, Las explicaciones que el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, ofreció el jueves en el Congreso de los Diputados, en torno a las actividades realizadas por su hermano Juan, no han satisfecho a la mayoría de los ciudadanos. Sólo poco más del 10% se siente satisfecho (mucho o bastante, lo dice el 13%). La evaluación claramente negativa es muy frecuente: un 46% se siente poco o nada satisfecho con las explicaciones de Guerra; y cerca del 20% se sitúa en la categoría poco positiva de regular.

Debe señalarse que en Barcelona la opinión positiva para el vicepresidente es significativamente más alta (20%) que la media nacional, la del conjunto de las capitales o la de los municipios no capitalinos.

La mayoría de los ciudadanos (60%) creen que Alfonso Guerra conocía las actividades que se le critican a su hermano antes de que los medios de comunicación empezaran a tratar el asunto: uno de cada dos españoles opina que lo sabía desde el principio y existe un 11% adicional que considera que lo conocía, al menos, desde hace unos meses. Este convencimiento, que supone no creer las afirmaciones que Guerra hizo en las Cortes, es mayoritario tanto en las ciudades más grandes y en las capitales de provincia como en los pueblos.

Responsabilidad política

La cuestión clave del debate, la responsabilidad política del vicepresidente del Gobierno en el escándalo, divide a la opinión pública, con una mayoría más decantada en el sentido de que su carrera política debe verse afectada que en sentido contrario: el 45% asigna claramente una responsabilidad política a Alfonso Guerra (debe verse afectado mucho o bastante), frente a un 28% que opina todo lo contrario (debe verse afectado poco o nada).

Entre estas dos posiciones, se sitúa una valoración intermedia, pero más bien negativa para el vicepresidente, de regular, con un 16%.

La opinión crítica predomina con más frecuencia, frente a la valoración positiva, en el conjunto de las capitales de provincia, donde la primera llega al 52% y la segunda se queda en el 25%. Por el contrario, en los pueblos, aunque la valoración negativa también es mayoritaria (39%), la diferencia con la positiva es menor (39%).

Barcelona vuelve a ser una excepción, ya que aquí la división de la opinión está muy equilibrada, (el 46%, frente al 47%). No ocurre así en Madrid, donde se reproduce más bien la distribución del conjunto de las capitales de provincia (el 49%, frente al 23%).