La peripecia de una pionera extremeña en Suráfrica
R. M. DE R., Juana María de los Dolores de León tenía 14 años cuando Badajoz, ocupada por las tropas napoleónicas, se disponía a hacer frente al asalto de las fuerzas de Wellington.
Los ingleses, tras salvar una fuerte resistencia, forzaron la capitulación el 8 de abril de 1812, y con la rendición fue llegado el momento del saqueo.
Una hermana mayor sacó a Juana del convento y se la llevó a casa para protegerla de la lujuria de la soldadesca.
Los soldados asaltaron la vivienda, y sus instintos rufianescos se vieron atraídos más por la plata y otros bienes de la acomodada familia que por las dos aterradas mujeres.
La hermana de Juana, de nombre desconocido y esposa de un oficial español que batallaba en otros frentes, decidió acudir al campamento de los vencedores ingleses en busca de protección.
Allí Juana, "de una delicada frescura más inglesa que española" cautivó a Harry Smith, a sus 24 años comandante de la división ligera, quien, impetuoso, casó dos días más tarde con la joven extremeña.
La guerra de la Independencia vio a Juana seguir en mula a su marido por todos los campos de batalla, incluido el decisivo enfrentamiento de Vitoria, y de esta forma recibir las primeras impresiones de lo que luego sería una rutina.
Breve separación
La española sólo dejó de acompañar al oficial británico cuando Harry Smith fue enviado a América para combatir en la llamada guerra de 1812, que enfrentó a la metrópolis con la antigua colonia.
Después llegaron destinos y guerras en Suráfrica y en la India, donde el coronel Harry Smith recibió el título de sir tras una triunfal campaña, y Juana María de los Dolores de León pasó a ser lady Smith. Sir Harry fue enviado de nuevo a Suráfrica en 1847 como gobernador de la provincia de El Cabo, donde estuvo cinco años y dio su nombre, Harrismith, a una ciudad situada en el interior del país.
El gobernador, que en su Autobiografía escribe sobre el amor que profesaba a su esposa, quiso que un lugar próximo a Harrismith se llamase Ladysinith, y tal nombre le fue dado a una pequeña localidad a la que hasta entonces se había conocido como Windsor.
Actualmente, la pequeña localidad de Ladysmith constituye uno de los escasos vínculos históricos que existen entre España y Suráfrica.
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