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Entrevista:LA ECONOMÍA DE OCCIDENTE MIRA HACIA EL ESTE

"Los bancos serán muy cautos al invertir en Europa del Este"

Pregunta. El Chase Manhattan aún no se ha recuperado de la crisis de la deuda generada por los países latinoamericanos. ¿Cree que hay alguna salida que pueda beneficiar tanto a los países deudores como a los bancos acreedores?Respuesta. Con vistas al futuro, me parece indispensable que se alivie el peso de la deuda para los países latinoamericanos, pero no creo que la condonación o perdón de la deuda sin más sea la una buena solución.

P. ¿Puede explicar por qué ésta no es una buena solución?

R. Como principio, creo que debemos reconocer que el perdón de la deuda externa es incompatible con la posibilidad de obtener dinero fresco por parte de estos países. Hay una contradicción insalvable entre la petición de nuevo dinero y no pagar.

P. ¿Qué alternativa propone entonces?

R. Estoy a favor de un alivio en la carga de la deuda eficiente, acompañada de tiempo. Creo que la solución pasa por alargar los plazos de devolución y aligerar los tipos de interés, pero en ningún caso pasaría por condonar la deuda. Las entidades públicas, además, deberían corresponsabilizarse en este objetivo de alivio de la deuda. Lo que no se puede hacer es pedir nuevos fondos y ayuda al sector privado cuando no se está apoyando a ese sector privado.

P. Pero la salida de la crisis de estos países no puede hacerse sin nuevos fondos.

R. Está claro que algunos países no van a ser capaces de acumular los fondos suficientes para pagar su deuda. México es el país que está mejor situado, debido a los esfuerzos de los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas. Venezuela tampoco se enfrentará a demasiados problemas, en parte gracias a sus explotaciones de petróleo. En el lado opuesto se sitúan Perú o Argentina, con Brasil en una situación intermedia. Y es cierto que todos necesitan dinero fresco. Lo que hay que intentar es ver cuánto y que esas nuevas inyecciones de fondos no se destinen a temas secundarios o a cubrir un expediente político.

Liberalización

P. Esas inyecciones de fondos van a ser especialmente necesarias en los países del Este. Desde su perspectiva de presidente del Chase Manhattan, ¿cómo valora la apertura de esos mercados hacia el Oeste?

R. De lo que no cabe duda es que estamos viviendo un fenómeno de liberalización sin precedentes. Nadie es capaz de predecir en estos momentos qué va a ocurrir a continuación, y quizá por eso no está claro cuál va a ser el resultado económico de los países del Este.

P. No parece que usted sea muy optimista.

R. El problema no es de optimismo. Para un banco, que es una institución que vive de ingresos prestados por sus clientes, es complicado aportar fondos a los países del Este.

P. ¿Quiere decir eso que no quieren enfrentarse a una hipotética segunda crisis de la deuda externa?

R. En mi opinión, los bancos deben ser muy cautelosos, observar con cuidado la marcha de esas economías y no entrar directamente con préstamos voluminosos, en especial después de la experiencia vivida en Latinoamérica.

P. ¿Cuál es entonces la estrategia óptima a seguir?

R. Optima o no, lo más probable es que se realicen inversiones selectivas en determinadas empresas. Lo que necesitan ahora esos países es obtener fondos públicos, no privados. La reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial corrió, como se recuerda, a cargo de fondos públicos, del Plan Marshall. Algo así es lo que hace falta ahora en Europa del Este.

P. Si Europa del Este no está en sus proyectos, ¿hacia dónde pueden orientarse sus proyectos de expansión?

R. Los bancos estadounidenses vinieron a Europa siguiendo a inversores norteamericanos. Ahora estamos reestructurando nuestra red y nuestra estrategia en Europa. El reciente nombramiento de Thómpson M. Swayne como máximo responsable del Chase en Europa forma parte de estos cambios.

Ventajas comparativas

P. ¿Incluyen esos cambios el cierre de oficinas?

R. En absoluto, aunque, por supuesto, no intentamos tener una oficina en cada pueblo. Nuestra actividad tiene una proyección multinacional. Queremos aprovechar las ventajas comparativas que ofrece en estos momentos Europa y los cambios que en ella se están produciendo. Creemos que nuestra presencia puede ayudar a atraer el negocio de algunas multinacionales hacia Europa, y que podemos añadir valor al negocio de nuestros clientes.

Rojo y negro

Pregunta. ¿Cómo ve las posibilidades de negocio en España de un banco mediano y de capital extranjero como Chase?Respuesta. Veo con confianza y entusiasmo el futuro del banco en España, tanto en la división de banca al por menor como en la división de fusiones y adquisiciones (corporate finance).

P. Sin embargo, esa confianza no ha tenido una traducción en su cuenta de resultados.

R. La confianza en este país tiene una proyección de futuro. Aunque establecimos nuestras primeras oficinas en Madrid y Barcelona a principios de los sesenta, durante los últimos ejercicios hemos cerrado con pérdidas.

P. ¿El resultado de 1989 se expresa también en números rojos?

R. No, éste ha sido el primer año que hemos conseguido cerrar con beneficios en mucho tiempo. En concreto, el grupo Chase Manhattan en España ha cerrado el último ejercicio con unos beneficios de 13 millones de pesetas, lo que supone mejorar en 400 millones los números rojos de 1988. La evolución de los recursos propios ha aumentado un 24% el último año.

P. El cambio del rojo al negro, ¿será definitivo?

R. El paso de los números rojos a los negros ha sido difícil porque estábamos formando el equipo, necesitábamos abrir nuevas sucursales y contratar gente nueva que pudiera adaptarse a un nuevo sistema de trabajo. Si se tiene esto en cuenta, las pérdidas acumuladas hasta ahora reflejan el proceso de inversión del banco en España.

P. ¿En qué se ha plasmado ese proceso inversor?

R. Las 10 nuevas sucursales que abriremos este año en España, y que reforzarán la red de las 10 ya existentes, es una muestra de ese proceso inversor.

P. Esa red, en cualquier caso, no puede competir con la de los grandes bancos nacionales.

R. Ni podemos ni queremos hacerlo. Este país tiene, cada vez más, una dimensión internacional, está cada vez más internacionalizado. De la misma forma que no pretendemos competir con el Banco de Chicago en los servicios que puede ofrecer al fontanero de alguna ciudad de Illinois, tampoco pensamos que el ciudadano medio de Toledo vaya a preferir trabajar con nosotros que con un banco español.

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