Atados de pies y manos
Un ambiente más positivo a nivel internacional no ha conseguido un efecto inmediato en los mercados de valores españoles, en los que la falta de dinero continúa siendo el problema más importante. A lo largo de la mañana la atención estuvo centrada en el estreno del Banco Santander en el mercado continuo, en lo que se ha considerado como el último paso, y definitivo, en el proceso de reforma de la bolsa. La apertura se efectuó con toda normalidad, aunque la presencia de papel se llevó la cotización hasta 30 pesetas hacia abajo, pero al final se impusieron las compras y el precio de cierre se situó en 5.480 pesetas, 88 por encima del precio de apertura. Se negociaron 130.326 títulos, y las aplicaciones han supuesto casi el 50%.El desarrollo de los acontecimientos a partir de la apertura a la baja de Wall Street parece dar la razón a los desconfiados inversores españoles, ya que ni siquiera el avance del Santander consiguió evitar que el índice se deslizara a la baja otras 44 centésimas. El dinero continúa muy bien pagado en otros mercados, y ni siquiera el convencimiento de que los precios tienen un gran atractivo en estos momentos logra que los inversores tomen posiciones, ya que todos ellos esperan a que sean los demás los que tomen la iniciativa.
Las posiciones al cierre insistían en la vuelta del papel, la única actividad permitida en un mercado en el que sólo se puede actuar al alza debido a la incapacidad de los responsables para hacer funcionar las operaciones de crédito al mercado.
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