"Holgazanes con músculos"
Los blancos de Upington -que han erigido un monumento al burro en reconocimiento a su resistencia, que hizo posible la colonización de la zona- racionalizan la palabra animal."Los negros son gente de músculo, no tienen cerebro; en cambio, los mestizos no tienen fuerza y tienen más cabeza". Eric Walker dice hablar con conocimiento de causa. Tiene dos tiendas relacionadas con el mundo del motor -en las que da trabajo a 65 personas, 10 blancos, y el resto, mitad y mitad, negros y mestizos- y un desguace. "En él tengo un jefe de sección que es mestizo, aunque el responsable de la operación es un blanco, pero el trabajo lo hacen los negros, que tienen la fuerza".
En las tiendas, los blancos ocupan los puestos de más responsabilidad, y los mestizos tienen alguna opción: "Prefiero a un mestizo atendiendo el mostrador que a un blanco, que estaría a disgusto por considerar que está mal pagado". Walker anda por la treintena y considera que mantener el apartheid ha sido un error."Ahora todo va a cambiar".
El cambio que promete el presidente F. W. De Klerk le parece necesario y supondrá que jerarquía social reflejará la clase social "como en el resto del mundo, y un mestizo con dinero podrá comprar una casa junto a la de un blanco; a mí no me importa tener por vecino a un mestizo de mi clase. Un negro nunca podrá, porque nunca tendrá dinero".
Sin interés
"Los negros no están interesados en prosperar; quieren el dinero para beber y emborracharse", asegura Walker. "En Upington hay trabajo para todos los negros, pero en época de vendimia los granjeros tienen que ir a los homelands a por mano de obra porque los de Paballelo no quieren trabajar porque dicen que no se les paga suficiente".
Walker está convencido de que los negros son unos inútiles y de que el apartheid es ya sólo una palabra vacía de contenido, que ha hecho mucho daño a Suráfrica. "Aquí no existe apartheid en ningún sitio", dice.
Uno de los dos hoteles de Upington es sólo para blancos (hay un tercer hotel en la parte mestiza de la ciudad) y el Ayuntamiento mantiene un parque de recreo con bungalows, piscinas y demás también segregado, incluida una espectacular avenida de palmeras de más de un kilómetro de longitud, que es monumento nacional. Esto le parece a Walker un resto del pasado, aunque apostilla que también se está construyendo otro parque, en el que no va a faltar de nada, para negros y mestizos.
Lo del hotel le parece lógico. "Es propiedad privada y el dueño puede hacer lo que quiera. A veces llegan autobuses llenos de negros que van al otro hotel. Los negros apestan. Yo no quisiera estar sentado junto a ellos".
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