El déficit exterior aumentará un 33% este año, hasta rozar el 4% del producto interior bruto
El desequilibrio exterior, medido por la balanza de pagos por cuenta corriente, continuará aumentando a lo largo de este ejercicio hasta alcanzar un 3,9% del producto interior bruto, es decir, absorberá un 1% del PIB (producto interior bruto) más que en 1989, que ha sido el año en el que se ha disparado el déficit exterior. El desequilibrio de los precios tampoco se reducirá de forma apreciable. Según las estimaiciones del cuadro macroeconómico que acompaña la elaboración de los presupuestos, el deflactor del PIB será de un 6,4%, y el crecimiento medio de los precios al consumo también se colocará en la banda del 6,5%.
Aún con estos datos, el Gobierno considera que la economía ha entrado en un proceso de aterrizaje suave y que no es necesario, por tanto, elaborar un presupuesto tan restrictivo como el que se planeó antes de la convocatoria electoral. En aquel momento se trabajaba con un aumento de los ingresos; públicos cercano al 12%, mientras que los gastos lo harían al 8,7%. Ahora, y después de un segundo semestre en el que los ingresos públicos han crecido muy por encima de lo previsto, Hacienda ha reducido su estimación de aumento de los ingresos públicos hasta el 11%, mientras que los gastos lo harán en un 10%.El carácter restrictivo de los presupuestos se ha reducido, pues, considerablemente desde el plan inicial. Además, ingresos y gastos se sitúan a ambos lados del crecimiento del producto nominal. En concreto, el PIB en términos nominales crecerá un 10,6%, que es el resultado de un crecimiento económico real del 4% y un aumento de precios (del deflactor del PIB) de un 6,4%.
La nueva y más moderada estimación de ingresos públicos se apoya en la concentración de dos devoluciones por el impuesto sobre la renta, que deberán realizarse este año. La primera de ella -los más de 200.000 millones de pesetas que Hacienda empezar a devolver el próximo mes- ha jugado un claro papel en el excepcional aumento de los ingresos públicos durante 1989. Un fuerte aumento del que también participó el mantenimiento de las retenciones a cuenta en el IRPF a lo largo de 1989.
Gasto público
En el lado de los gastos se ha aceptado un mayor aumento de estos dentro del proceso de concertación social. Las mejoras salariales para pensionistas y empleados públicos, el aumento de los gastos sociales y el pago que finalmente se acuerde para la deuda social es la base de este salto de más de dos puntos en el crecimiento del gastó público.El coste de este comportamiento de ingresos y gastos será la desaceleración en el ritmo al que se pretendía reducir el déficit público. Mientras que el año pasado el déficit se consiguió reducir desde el 3% de 1989 a un 2% escaso, para el próximo año la idea es dejarlo en el entorno del 1,8%. El crecimiento de la economía (el 4% del aumento real del PIB) es inferior al 5% al que, según las primeras estimaciones, ha terminado 1989. El freno al crecimiento no vendrá sólo del consumo. La inversión colaborará con una clara disminución de su ritmo de crecimiento, desde el 14% que, aproximadamente, ha alcanzado en 1989 hasta el 10% de crecimiento real que se estima para el próximo año.
El sector exterior seguirá deteriorándose, hasta pasar del 3% del PIB de 1989, a un 3,8% o un 3,9% en 1990. Este deterioro está dentro del marco que la secretaría de Estado de Comercio había calificado como realista en un estudio sobre la evolución del seetor exterior hasta 1989. El déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente no recibirá este año un alivio de las entradas de dinero del sector turístico, ya que se espera un mayor deterioro de este sector. Los cuatro puntos del PIB en los que el Gobierno espera que España se endeuda con el exterior equivalen a la diferencla entre la inversión (la formación bruta de capital fijo) y el ahorro bruto nacional. Esa diferencia ha sido salvada hasta ahora sin problemas por la inversión extranjera. Para mantener esta forma de financiación del déficit, el Tesoro planea ampliar la oferta de deuda pública destinada al capital foráneo.
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