Manhattan junto al peñón de lfach
La especulación, en Calpe provoca la destitución de un 'conseller' y salpica a la alcaldesa socialista.
El Ayuntamiento de Calpe se pronunció en su día a favor de que las viejas Salinas, aún productivas, recibieran protección con el fin de que no acabaran desapareciendo merced a la voracidad especulativa. La unanimidad era casi total, pese a la existencia de múltiples intereses cruzados y de rivalidades en torno al asunto. Los diversos grupos que conforman el extraño pacto de gobierno parecían estar de acuerdo en que lo mejor era declarar las Salinas como zona protegida, aunque también se pronunciaron a favor de compensar a los propietarios.Pero los intereses cruzados impidieron que avanzara la redacción del nuevo plan general, que Finalmente se subrogó la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes. Sin embargo, en su redacción definitiva, el nuevo plancamiento urbanístico calificaba las Salinas como zona verde y trasladaba a los terrenos que las rodean la edificabilidad que en teoría les correspondería. De esta forma, en el plan parcial que incluye las Salinas -éstas ocupan 270.000 metros cuadrados del total de 740.000 de superficie- el planeamiento urbanístico permite una edificabilidad de 1,75 metros cuadrados de construcción por cada metro cuadrado de suelo.
Al aparecer las Salinas como zona verde, la volumetría que les correspondería se aplica a la zona edificable de los alrededores, donde, una vez realizadas las cesiones obligatorias, resulta que se podrán construir hasta 6,8 metros cuadrados por cada metro cuadrado de suelo. Esta edificabilidad, calificada de descabellada por diversos expertos y por la oposición de izquierdas en Calpe, convertirá la zona en una isla de rascacielos, en un pequeño Manhattan.
Expropiación
Aunque lo más lógico hubiera sido la expropiación de las salinas, la alcaldesa de Calpe justifica el cambio de calificación a zona verde como la mejor solución y se apoya en un argumento rechazado por los expertos. Rivera señala que tuvo que soportar muchas presiones en torno a la calificación urbanística de las Salinas.
Según Rivera, los propietarios, junto con una empresa extranjera, presentaron un plan para urbanizarlas que hubiera significado su total desaparición. Rivera se negó y dijo que las Salinas tenían que ser zona protegida. Según el testimonio de la alcaldesa, uno de los representantes le dijo: "Los Ayuntamientos cambian y entonces las calificaciones también pueden variar".
Por eso Rivera cambió de opinión y decidió convertir las Salinas en zona verde. "Así no podrán cambiar nada, de la otra forma estábamos expuestos a que en el futuro la zona fuera recalificada y convertida en urbanizable", dice ahora. Expertos consultados por este periódico señalan que es prácticamente imposible que un terreno calificado como zona protegida en un plan general aprobado sea recalificado y rebaten así los argumentos de la alcaldesa de Calpe.
Pero el caso de las Salinas no es el único que ha movido a la polémica en Calpe en los últimos años. El propio peñón de 1fach uno de los emblemas de esta ciudad de poco más de 10.000 habi tantes, fue motivo de extraños movimientos especulativos. El Peñón fue comprado por la Ge neralitat con el fin de garantiza su protección mediante su decla ración como paraje natural. Un compra discutida en su día y que nunca ha permitido aclarar si ha salido ganando la sociedad en general, el antiguo propietario de la roca -que al parecer se embolsó 350 millones de pesetas, aunque las cifras oficiales dadas a conocer no llegaban a la mitad- o los constructores que ahora están llenando las faldas del Peñón de edificios de apartamentos.
La voracidad especulativa, por otra parte, llevó al Ayuntamiento a permitir la construcción en una zona de costa que albergaba un importante yacimiento arqueológico conocido como El Banys de la Reina (Los Baños de la Reina), vestigio de unas instalaciones de la época romana que debieron ser dedicadas en su día a viveros o a la preparación de salazones de pescado.
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