Disueltas la policía secreta y las milicias armadas comunistas en Checoslovaquia
El Gobierno de Checoslovaquia decidió ayer por la tarde disolver totalmente la policía secreta y confiar las investigaciones sobre actividades criminales graves a un pequeño grupo que actuará bajo el mando directo de uno de los viceministros de Interior. La disolución de la policía secreta había sido reclamada por el movimiento democrático de oposición Foro Cívico.
Por su parte, el Congreso extraordinario del Partido Comunista Checoslovaco decidió la disolución inmediata de las milicias populares -consideradas como el brazo armado del PCC-, según informaron ayer fuentes oficiales en Praga al término de la segunda y última jornada de debates que decidieron el miércoles la elección de Ladislav Adamec como presidente del partido.
La disolución de las milicias populares, que fueron desarmadas el pasado mes, fue exigida por diversas formaciones políticas; como el opositor Foro Cívico y el Foro Democrático. Las milicias estaban encargadas desde la subida al poder, en 1948, del PCC de "proteger las conquistas del proletariado contra el enemigo de clase", según explica una la actual legislación checoslovaca.
Decenas de miles de hombres y mujeres integran estas fuerzas. Generalmente, eran reclutados entre los elementos más militantes del partido. Desde su fundación, han estado bajo la dirección del líder del PCC. El ministro del Interior podía pedir la intervención de los milicianos para apoyar la acción de las fuerzas del orden con el fin de "mantener la calma, el orden y la seguridad interior del Estado", según una ley, que regula el funcionamiento de la policía de este país.
En base a ello, las milicias actuaron el pasado enero, al lado de las unidades antidisturbio de la policía para reprimir las manifestaciones populares que se desarrollaron para celebrar el 20º aniversario de la muerte de Jan Palach, el estudiante que se quemó vivo en la plaza de San Venceslao para protestar contra la intervención soviéticas.
Agitación en el Congreso
Los debates de ayer se celebraron en una atmósfera de agitación tras la elección de Adamec. Una delegada, Blanka Robeiskova, afirmó ante el Congreso que los diputados comunistas en la Asamblea federal estaban sometidos a una "política terrorista" y adoptaban sus decisiones "bajo presión". Con ello la representante se hizo eco de las denuncias del ala conservadora del PCC según la cual, el Parlamento -donde los comunistas disponen de una mayoría aplastante- ha sido intimidado para que apoyen al candidato único para la elección presidencial, el dramaturgo Vaclav Havel, en las votaciones que se realizaran el próximo día 29."Hoy en día nosotros, los comunistas somos víctimas de malos tratos; nos insultan, nos rompen los cristales de las casas y la televisión no da cuenta honestamente de nuestra actuación", dijo M. Koc, un delegado obrero de la Bohemia del Norte.
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