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Niños aptos para la guerra

Lopatka, presidente de la Convención de Derechos de los menores, contrario a su reclutamiento

"Se ha perdido una oportunidad, una ocasión de oro para mejorar la situación", afirma Adam Lopatka, presidente del grupo de trabajo que ha elaborado la Convención de los Derechos del Niño, aprobada el pasado lunes por la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando se le pregunta sobre el polémico punto de ese texto que permite reclutar a los niños de 15 años. Estados Unidos ha sido el principal -y único país occidental- defensor de esta medida. Datos oficiales sitúan en 200.000 los menores de 15 años que participan en conflictos bélicos. Otros seis millones de niños han tenido que abandonar sus casas a causa de la guerra. "Lo más fácil es incitar a los niños a luchar", dice Lopatka.

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Ambiguo y conflictivo

Adam Lopatka, que ha estado en Madrid para clausurar la conferencia internacional sobre Infancia y Sociedad, celebrada esta semana coincidiendo con la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño, aduce que el texto de la convención es el resultado de varios compromisios y consensos para justificar el hecho de que la ONU fije en 18 arios la línea divisoria de la mayoría de edad mientras mantiene en 15 años el momento en el que los jóvenes pueden ser reclutados para que acudir al frente. "Países como Suecia pidieron que la edad de reclutamiento se fijase también en 18 años, pero Estados Unidos se opuso porque quería que se respetara lo que está fijado a ese respecto en los protocolos adicionales a la Convención de Ginebra de 1949. Mi opinión personal es que los niños no tienen que ser reclutados para la guerra. Pero, si hay que fijar una edad, yo pondría los 18 años", dice Lopatka.Todos los países occidentales, incluida España, apoyaron la propuesta sueca, pero los países que participan indirectamente en algún conflicto -como Argelia, que apoya al Frente Polisario en el Sáhara- o que viven guerras civiles -como el Salvador o los países del golfo Pérsico- eran partidarios de los 15 años.

Salvaguardia

"Éste es el único punto que generó discrepancias hasta el último momento. Nosotros estamos en total desacuerdo. Sin embargo, ante la posibilidad de que en el desarrollo del texto pudieran aparecer cuestiones de este tipo, se ha previsto el artículo de salvaguardia -el número 41-, que prevé que cualquier tratado que mejore las condiciones de la propia convención será de aplicación", dice Juan Carlos Mato, director general de Protección Jurídica del menor.

Como aspecto positivo de la militarización, Adam Lopatka señala que hay estudios que demuestran que en situaciones de guerra los niños reclutados se ven beneficiados con una mejora en su alimentación y alojamiento. "Además, hay que tener en cuenta que los grupos guerrilleros, que son los que más usan a los niños, no van a respetar la convención", afirma.

Aunque no sean obligados a ir al frente la guerra altera la vida de los niños. Rolando Quirós, y asesor de la presidencia de la República de Costa Rica para temas sociales, sitúa el desarraigo y la huida como los principales efectos negativos que tienen los conflictos sobre los niños. "Sólo en Centroamérica -donde hay tres países azotados por la guerra: El Salvador, Nicaragua y Guatemala-, tenemos 1,5 millones de niños afectados por los enfrentamientos armados. Las características de los niños de cada uno de esos países son distintas. Entre los refugiados que hay en Costa Rica procedentes de Nicaragua abundan los grupos familiares que proceden de zonas rurales, saben leer y escribir y tienen hijos en la edad de reclutamiento fijada en Nicaragua, 16 años. Son familias que huyen para evitar que los niños tengan que ir al frente", afirma Quirós.

En Guatemala, donde se vive una guerra de guerrillas, el perfil de los niños afectados les presenta como indígenas, de familia numerosa, no han tenido acceso a la educación, no hablan español y desde muy chiqititos han participado en las tareas del campo haciendo casi el trabajo de un hombre. Hay aldeas en las que sólo viven viudas y niños. En El Salvador, la guerra ha obligado a los niños a buscar refugio en la ciudad, donde viven en zonas "muy marginadas, casi en covachas. Tampoco han tenido acceso a la educación, pero sí a servicios de salud. Estos niños se ganan la vida como pueden en la calle, pero muchos de ellos no saben cómo se llaman, desconocen su identidad, son indocumentados en su propio país, porque la guerrilla ha quemado las alcandías de los pueblos que ha tomado y no hay partidas de nacimiento, ni documentos", afirma este experto internacional.

Se dan también diferencias importantes en la vivencia que han tenido de la guerra. "En un estudio que hicimos, vimos, por ejemplo, que los niños nicas no habían presenciado acciones directamente. Los salvadoreños, en cambio, sí. Todos han vivido algún enfrentamiento. Cuando nos llegan a nosotros, lo primero que hacemos es darles techo, comida y ropa. Pero no sabemos que hacer con un niño que ha visto cómo asesinaban a su madre, cómo violaban a sus hermanas y que se ha pasado días vagando por la montaña para huir. Los psicólogos no se ponen de acuerdo, unos opinan que estas situacines no afectan a los niños pequeños, otros dicen lo contrario", concluye Rolando Quirós.

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