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El presidente del epicopado rehúye hacer críticas al Gobierno socialista

Francesc Valls

El presidente del episcopado, cardenal Ángel Suquía, analizó ayer, ante la 5lª asamblea plenaria de los obispos, la escasez de vocaciones sacerdotales. Suquía, que apenas trató temas de actualidad, no criticó al Gobierno socialista, pese a los problemas surgidos recientemente entre la Iglesia y el Ministerio de Asuntos Sociales.

El presidente de la Conferencia Episcopal se dirigió en clave interclesial a los obispos que durante, esta semana seguirán en Madrid la 51ª asamblea plenaria del episcopado. El tono utilizado por el cardenal arzobispo de Madrid-Alcalá fue muy distinto al de otras sesiones, como la celebrada el pasado abril, en la que acusó al Ejecutivo de aplicar unilateralmente los acuerdos Estado español-Santa Sede.El año pasado, en el curso de otra plenaria, el presidente del episcopado atacó el hecho de que el Ejecutivo socialista destinara fondos a los centros de planificación familiar, al aborto y a los experimentos sobre fecundación artificial, y que tolerase lo que denominó el despilfarro burocrático. Ayer, sin embargo, no tubo críticas, hecho que sorprendió después de los recientes problemas surgidos entre la Iglesia y Asuntos Sociales, entre ellos la baja subvención a Cáritas y la abortada campaña publicitaria de ese ministerio para que los contribuyentes financien por vía tributaria entidades de fines sociales que no sean la confesión católica.

Probablemente ese silencio se Ceba a la rapidez con que el Gobierno actuó en el último de esos casos, al vetar la campaña de Asuntos Sociales, y a que el secretario general del episcopado, Agustín García Gasco, enunciara la semana pasada los problemas de fondo entre Iglesia y Administración.

El discurso pronunciado ayer por el cardenal fue estrictamente intereclesial, al margen de expresar el pésame por el asesinato de seis jesuitas en El Salvador. Suquía abordó uno de los temas -atratar el próximo año en un sínodo- que más preocupa al Vaticano en estos momentos: la falta de vocaciones sacerdotales, que son siempre "un regalo y una bendición para la familia, y los padres cristianos deberían pedir esa gracia para sus hijos", a juicio de Suquía.

La escasas vocaciones se deben, parcialmente, a la actuación de la cultura secularizada, que "es un desierto de humanismo", en opinión del cardenal, quien dijo que, la llamada al sacerdocio debía efectuarse en todos los ámbitos. "A nadie debe extrañarle que en tina sociedad democrática y pluralista los profesores y profesoras católicos de la escuela estatal propongan a los niños y a los jóvenes la vida que proviene de Cristo", agregó el cardenal.

El presidente del episcopado reiteró que los seminarios menores han sido en el pasado "un semillero de muchas y muy buenas vocaciones". Por ello, dijo, deberían revitalizarse en el presente, ofreciendo "el tesoro de la vida sacerdotal a los adolescentes o

incluso a los niños".

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