"Nos aterrorizaba que pudieran derribar la puerta"
53 españoles dejan atrás el infierno bélico de San Salvador
Largos y emocionados abrazos recibieron ayer a los 53 españoles repatriados de El Salvador en un avión especial del Gobierno. El vuelo, con escala en Santo Domingo, fue el único momento que tuvieron para caer en la cuenta de que habían emprendido el camino hacia una nueva vida. "Vivíamos en Zacamil, uno de los barrios más castigados por los bombardeos. Desde que se inició la ofensiva nos encerramos en una habitación de la casa que no tenía ventanas, pero nos aterrorizaba que pudieran derribar la puerta y entrar. Hemos venido con lo imprescindible metido en dos maletas. Atrás se queda mi casa, mi familia y mis cosas. Conmigo mis hijos, y por ellos Piemos de empezar en España", afirma Marta Leonor.
Marta es una salvadoreña de 32 años, que en 1979 se casó con José Carlos de la Fuente, llegado a El Salvador un año antes como hermano marista. El matrimonio tiene cuatro hijos de nueve a dos años, que a pesar de lo mal que han dormido todos estos días, no consiguen conciliar el sueño.El Boeing 707 aterrizó en la zona militar del aeropuerto de Barajas cerca del mediodía. Luis Yáñez, secretario de Estado para la Cooperación Internacional, fue a recibir a la delegación diplomática que asistió a los funerales por los cinco jesuitas españoles asesinados el pasado jueves y que encabezaba el subsecretario de Exteriores, Inocencio Arias. Yáñez aseguró que continuarán las entregas de ayuda humanitaria a El Salvador. En el viaje de ¡da, el avión de la Fuerza Aérea Española transportó 12 toneladas de medicinas y mantas.
Antes de despegar de San Salvador, los 19 niños que iban a embarcarse eran los que se mostraban más felices. Patricia Cañízares, de ocho años y agarrada a una muñecona rubia de trapo, contesta vivaracha a las preguntas de esta enviada especial.
-¿Tú qué sabes de España?
-Que es un lugar muy bonito, donde hay nieve.
-¿Y cómo te imaginas la nieve?
-Helada.
-¿Qué ha pasado estos días?
-En las casas de los vecinos han caído balas, pero el Señor nos ha protegido a nosotros. Hay familias que se han ido al cielo.
Petición de más ayuda
Francisco Cañizares, el padre de Patricia y de otros dos niños, conoció en la universidad Complutense de Madrid a Irma, la salvadoreña con la que se casó en 1977 y, decidió emprender en el país de ella una vida nueva. Ahora la familia entera se vuelve e inician esta conversación con un llamamiento a España y al pueblo español para que manden más ayuda a El Salvador.Otros muchos han tomado el avión para pasar unas vacaciones en España mientras se calma la situación en San Salvador. Así, Juan Carlos Kerrinck, de 18 años, viaja con su abuela y sus dos hermanas menores. Su padre, un ingeniero de origen belga, y su madre, una arquitecta española, se han quedado en San Salvador. Según Juan Carlos, en el país donde nació hay guerra porque "los comunistas quieren el poder y como no lo consiguen en las urnas lo intentan con las armas". Para este joven que visita por primera vez España, en El Salvador "el dinero está muy bien distribuido pero hay miseria y pobreza porque es un país del Tercer Mundo".
Luis Boigues, médico, de 37 años, es tal vez el único que no ha tomado el avión de forma voluntaria. El viernes fue expulsado de El Salvador después de haber sido detenido por la Guardia Nacional durante más de 30 horas. Boigues, que trabaja para la Federación Luterana, fue detenido junto con otros 11 compañeros, seis de ellos de la República Federal de Alemania (RFA), cuando atendían a los cientos de personas que huían heridas del barrio de Mejicanos.
Boigues está convencido de que no fueron torturados gracias a la intervención del embajador de la RFA, pero denuncia la intimidación psicológica que sufrieron, manteniéndoles con los ojos vendados durante casi 12 horas. Residente en El Salvador desde 1985, Boigues es uno de los que critica abiertamente al embajador español en ese país, Francisco Cádiz, de quien asegura que mantuvo una "estúpida actitud miedosa", por la que le prohibió incluso el llamar por teléfono durante su primer día de refugio en la embajada.
Críticas al embajador
Para los cooperantes Begoña Munárriz y José Ignacio Armentia, que trabajaban, enviados por la Universidad Vasca, en la Universidad Nacional salvadoreña, el embajador Cádiz es un "inepto total", (que les dijo que se "las arreglaran como pudieran" cuando le llamaron el día 12 desde el departamento de Usulután, al este de San Salvador, para decirle que se habían quedado aislados en una zona de fuertes combates. "Hasta que no llegó el subsecretario, que nos llamó personalmente, nadie de la embajada se interesó por nosotros y hasta el domingo por la mañana no fue un coche de la Cruz Roja a recogemos", explican los cooperantes.Muchos de los españoles, tanto de los que se han venido como de los que se han quedado, comparten el sentimiento de que la "inoperancia" del embajador les deja "desprotegidos" ante la cruda realidad que se vive en ese país centroamericano.
Entre los 53 españoles repatriados -también venían tres franceses, dos profesores del Liceo Francés en San Salvador y un turista- se encontraba la hermana Teresa de la Asunción. De sus 59 años, ha pasado 16 en América Central, principalmente Nicaragua y El Salvador, y asegura que se ha identificado plenamente con ese pueblo.
Sor Maite teme por la seguridad de su propia comunidad religiosa y de los jesuitas. En la escuela del barrio de Lourdes, donde ella trabajaba, su congregación ha dado acogida a unas 700 personas que huían del infierno de sus casas.
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