Un mar de confusiones
Los mercados de valores se encuentran inmersos en una situación lo suficientemente compleja como para traer de cabeza a inversores y gestores y, para colmo de males, el mercado norteamericano se inclinó a la baja en sus primeras lloras de funcionamiento a pesar de que el déficit comercial, ha sido el mejor de los últimos años, es decir, registró un descenso importante. La primera lectura que se puede hacer de esta reacción es que la dinámica de las propias bolsas se impone a cualquier otro criterio y que la tendencia a la baja pesa mucho más que el equilibrio entre importaciones y exportaciones en Estados Unidos. En estos mercados, la tranquilidad que se respiró desde primeras horas de la mañana se vio empañada por un sector bancario que cada día tiene menos posibilidades en la labor de control de unas partidas vendedoras que, al final, están imponiendo la soberanía del mercado.Las cotizaciones del mercado continuo acusaron una discreta mejoría, producto de la apertura de Wall Street, aunque es de suponer que la posterior reacción de aquella bolsa, inclinándose a la baja, va a dejar sentir también su influencia a lo largo de esta mañana. El volumen negociado en los corros y en el mercado continuo indica que la falta de dinero sigue siendo lo único destacable del mercado.
Al margen de la actuación institucional, la, única interesada en promediar precios, la inversión se mantiene a la espera de acontecimientos, por lo que la extraña reacción de Wall Street no va a aportar nada positivo.
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