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Del celemín al nanosegundo

España se incorpora definitivamente al sistema de pesas y medidas europeo

España da su adiós definitivo al celemín; a la famosísima barra de platino indio que se conservaba en el Museo de Pesas y Medidas de París y que definió el metro durante generaciones, y a la arroba. Todos los instrumentos, aparatos, medios y sistemas de medida deberán llevar sus indicaciones de magnitud en una sola unidad de medida legal a partir del 31 de diciembre de 1990, según un real decreto que publicaba ayer el Boletín Oficial del Estado. Esta normativa pretende equiparar la legislación española de pesas y medidas a una directiva europea de 1980 modificada en 1985.

El Real Decreto de 27 de octubre de 1989 que publicó ayer el BOE no es sino una recopilación de las unidades legales de medida básicas, suplementarias y derivadas del Sistema Internacional de Unidades (SI) vigentes en la Comunidad Europea desde 1980 y en España desde 1986. Científicamente no afecta a las unidades ya establecidas, pero sí al comercio internacional y a la fabricación de determinados artículos."Esta normativa no aporta novedades desde el punto de vista físico de las unidades de medida, pero establece unas obligaciones que tendrán incidencia comercial. Todos los instrumentos que se fabriquen en Europa deberán ahora ser medidos en las unidades legales establecidas para todos los países, de forma que se establece una eficacia jurídica. Por ejemplo, si a partir de enero de 1991 se fabrica en España un automóvil con el velocímetro en millas por hora destinado al mercado norteamericano, ese coche no podrá ser comercializado en España", comenta Ángel Arévalo, director del Instituto Geográfico Nacional (IGN), del que depende el nuevo Centro Español de Metrología.

Las actuales normas europeas de pesas y medidas entraron en vigor en 1980, aunque hubo algunas modificaciones de las mismas en 1985. Oficialmente la libra o la milla ya no tienen valor comercial en Europa, y tampoco se pueden hacer transacciones legales con estas unidades de medida. Tan sólo se mantienen como unidades históricas o culturales. Desde que España se incorporó a la Comunidad Europea, en 1986, ha tenido que acogerse a las disposiciones legales comunitarias. Ahora le ha tocado el turno a las unidades de pesas y medidas y sus derivadas, de manera que las tan populares arrobas y fanegas ya no podrán ser nunca europeas.

El meridiano

Antiguamente se definía el metro como aproximadamente la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre, y el prototipo aceptado era una barra de platino iridio que se hallaba en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas de Sèvres, en París. La copia número 24 de ese prototipo estaba depositada en el Instituto Catastral de Madrid y era el patrón legal que servía para España.

A partir de 1960 la unidad métrica estaba relacionada con la longitud de onda en el vacío de la radiación óptica de un átomo de kriptón 86 no perturbado. Y desde 1983, el metro se define como la longitud del trayecto recorrido en el vacío por la luz durante un tiempo de 1/299 792 458 de segundo.

Según Arévalo, estos cambios de definición de las unidades básicas se han sucedido porque se crearon instrumentos de laboratorio más precisos para medir estas magnitudes. "Todo está en función de los aparatos que la ciencia utiliza hoy día. Estas definiciones de las unidades básicas y sus derivadas ya se estudian en los colegios y no tienen por qué afectar a los libros de texto, porque si éstos eran correctos debían haber recogido desde hace años esas nuevas definiciones", especifica el director del IGN.

Con la aceptación internacional de estas unidades tanto los españoles como los británicos o los alemanes tendrán que acostumbrarse a hablar de candelas cuando se refieran a unidades de intensidad luminosa o a un siemens cuando apliquen la unidad de conductancia eléctrica. Al menos hasta que se aprueben nuevas definiciones.

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