Papandreu: "Los actores y los politícos no nos retiramos nunca"
"Como decía mi padre [el ex jefe de Gobierno y líder de la Unión de Centro Georgios Papandreu], los actores y los políticos no nos retiramos nunca". Así contestaba ayer el ex primer ministro socialista griego Andreas Papandreu a un periodista sueco que, como otros observadores, se pregunta por qué la figura más carismática de la vida pública de este país balcánico en las últimas décadas no hace mutis por el foro y permite el desbloqueo de una situación que el domingo, con las segundas elecciones generales en cuatro meses, tal vez siga sin aclararse. "Estoy muy activo, lleno de energía y no pienso irme", concluyó.
Papandreu, de 70 años, se encuentra acosado. Un Parlamento que controla la "extraña pareja" de conservadores y comunistas le condenó públicamente hace poco más de un mes por su presunta responsabilidad en dos de los escándalos que han envenenado la vida política griega en los últimos años. Se trata de los casos de las escuchas telefónicas ilegales a políticos y periodistas y del que tiene como protagonista a un joven y rechoncho banquero, Georgios Koskotas. Éste, que escamoteó 30.000 millones de pesetas en fondos públicos y, según los enemigos políticos del líder socialista, con la complicidad de dirigentes del PASOK y del mismo Papandreu, se encuentra ahora detenido en una cárcel cercana a Boston (EE UU).Un juicio público, con el nombre de catharsis (depuración), se ha desarrollado con la televisión por testigo desde que, tras los comicios del pasado 18 de junio, se formó un Gabinete que, por primera vez en ocho años, dejó fuera a los socialistas. "Doce hombres sin piedad", jueces profesionales encabezados por el presidente del Tribunal Supremo, deben decidir en los próximos meses si, además de la política, Papandreu tiene una responsabilidad penal que podría hacerle dar con sus huesos en la cárcel. La pena máxima por los delitos por los que está procesado es la cadena perpetua.
Ajuste de cuentas
Pero Andreas no se da por vencido. Y, de hacer caso a las encuestas, casi el 40% de la población parece compartir su opinión de que el Parlamento no ha hecho justicia, sino que se ha librado un ajuste de cuentas personal presionado por su viejo enemigo Constantino Mitsotakis, el líder del partido conservador Nueva Democracia, que, como en junio, parece rozar ahora el cielo con las manos. Los sondeos le atribuyen el 45,5% de los votos, justo al borde de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento unicameral de 300 escaños. Los oráculos informáticos conceden al PASOK un 39% (apenas varía en relación a los pasados comicios) y castigan levemente a la comunista Coalición de Fuerzas de Izquierda y de Progreso, que perdería un punto, hasta quedarse en el 12%. De trasladarse estas previsiones a las urnas, el próximo martes podría haber un nuevo bloqueo político, con un horizonte aterrador, aunque muy verosímil: nuevas elecciones en 1990, antes de la designación parlamentaria (en marzo) del nuevo presidente de la República, para la que se precisan los votos de tres quintos de la Cámara.
Pese a que la "extraña pareja" se frotaba las manos pensando que la catharsis iba a desmoronar al PASOK, la realidad es muy otra. Y si parece excluido que el PASOK pueda conseguir mayoría (como hizo en 1981 y 1985), al menos habrá que contar con él.
Ayer, en una comida con los periodistas extranjeros, Andreas se mostró en forma. Y muy bien acompañado. Por su esposa, la ex azafata Dimitra Liani, de 35 años, (que vestía un discreto vestido y que se sentó en una mesa aparte), pero también por su amiga y ex ministra de Cultura, Melina Mercuri (en la que son visibles las huellas de una grave enfermedad), y los más importantes miembros de su plana mayor, para demostrar que en los últimos meses no se ha producido ninguna deserción importante en el partido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.