El ex lider de Kosovo, juzgado por contrarrevolucionario
Los méritos políticos de Azem Vlasi fueron premiados en 1985 con una Medalla de Fraternidad y Unidad con corona de oro. Cuatro años después, el ex líder comunista de Kosovo (provincia serbia de mayoría albanesa) es sometido a un juicio, que comienza hoy en Titova Mitrovica, a 37 kilómetros de Pristina, acusado de actividades contrarrevolucionarias, incluyendo "la destrucción de la fraternidad y la unidad".
Vlasi se ha convertido en el preso número uno en Yugoslavia. Su juicio ha despertado un gran interés de la opinión pública yugoslava e internacional porque, según su defensor, Rajko Danilovic, "se tratará de un proceso político", es decir, montado. Es la primera vez, en decenios, que se juzga a un alto funcionario del partido por su desobediencia política.Por sembrar las "actividades contrarrevolucionarias dirigidas hacia la destrucción del sistema sociopolítico", el código penal de Yugoslavia prevé una condena de entre 10 años de cárcel y la pena de muerte.
Junto con VIasi, hay otros 14 procesados. Diecinueve abogados defenderán a los supuestos contrarrevolucionarios albaneses. El tiene a tres: el croata Zeljko Olujic, el serbio RajkoDanilovic y el albanés Hasan Hoti.
La Asociación para la Iniciativa Democrática yugoslava, el famoso disidente Milovan Djilas y varios comunistas eslovenos han exigido la absolución de VIasi y se han opuesto a la "criminalización de las luchas políticas".
Desde el viernes pasado, 60 mineros albaneses en Stari Trg rehúsan salir del pozo y exigen la liberación de VIasi. No se descarta que los mineros sean desalojados a la fuerza.
La estrepitosa caída de VIasi, que culminó con su encarcelamiento, comenzó en 1988. En noviembre, y en febrero y marzo de 1989, centenares de miles de albaneses protestaron en contra de las enmiendas constitucionales serbias, que suponían un mayor control sobre su provincia autónoma.
Vlasi, como jefe del partido, intentó calmar a las masas, pero sin éxito. Asimismo, accedió bajar a la mina de Stari Trg para dialogar con los mineros, quienes llevaban una semana encerrados en el pozo como protesta por la política serbia. Ahora se le acusa de haber dado el apoyo moral a los mineros y sus demandas "nacionalistas y separatistas" y haber incitado a las protestas.
La huelga minera y las protestas callejeras desembocaron en los enfrentamientos armados, en marzo pasado, que se cobraron 22 vidas. Desde entonces las medidas de excepción decretadas siguen vigentes.
Una vez restablecido el orden, una política de represalias en contra de los miembros del partido, diputados y otros funcionarios que se opusieron a la política serbia se ha desencadenado en Kosovo. Más de 200 intelectuales fueron "aislados" (eufemismo para el encarcelamiento) durante meses.
El revanchismo político se ha traducido en Kosovo en el revanchismo nacionalista, que tan sólo contribuyó a empeorar las ya tensas relaciones étnicas en una conflictiva zona en la que, desde hace décadas, la prosperidad de una etnia se realizaba a costa de otra.
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