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Thatcher reafirma que nada le hará variar su política económica

Margaret Thatcher reiteró ayer que no va a cambiar un ápice su política económica y su modo de ser, en el curso de una entrevista en televisión en la que se negó repetidamente a entrar en detalles sobre las circunstacias de la dimisión de su ministro de Hacienda, Nigel Lawson. "Eso son chismorreos", dijo. Tales chismorreos le han costado caro: un sondeo de opinión indicaba ayer que más de la mitad de la población cree que debiera dimitir antes de las próximas elecciones y otro, que ha perdido el respeto la cuarta parte de sus propios votantes.Thatcher se mostró agresiva ante su interlocutor y falta de argumentos convincentes. La primera ministra repetió una y otra vez que las políticas seguidas hasta la fecha han sido un éxito y un ejemplo para el mundo y no hay motivos para cambiar.

El periodista Brian Walden, uno de los favoritos de la primera ministra, preguntó a Thatcher por qué había dejado marchar a Lawson. La primera ministra no pasó de repetir que era una decisión firmemente tomada por el ministro, que ella no pudo cambiar y se negó a discutir las aireadas discrepancias de Lawson con su consejero económico, sir Alan Walters.

Thatcher acusó a la Prensa de reaccionar desproporcionadamente y aseguró que no va a haber cambio de política. Como en su intervención de clausura del congreso conservador, Thatcher pasó por encima de datos macroeconómicos que preocypan a los medios financieros e industriales y a los electores: altos tipos de interés, fuerte déficit comercial e inflación alta.

En el mismo día en que un comentarista político británico decía en The Sunday Times que Thatcher se ha vuelto loca y se ha endiosado, ella insistía en que no es autoritaria, porque ha liberado al ciudadano de la presión del Estado, ni dogmática, ni dominante: "Me gusta la gente con fuerte personalidad. Me gustan las discusiones fuertes; de ellas se sacan buenas conclusiones".

La primera ministra insistió en que el Reino Unido se integrará plenamente en el Sistema Monetario Europeo cuando se cumplan la condiciones que ella puso en Madrid -desaparaición de control de cambios, libertad de movimiento de capitales y trasparencia de servicios financieros, entre otras- y dijo que ésa es una pelota que está en terreno comunitario más que en el británico. No hizo grandes esfuerzos por despejar las dudas existentes sobre su entusiasmo comunitario y sólo dijo que esperaba que sus condiciones se cumpliesen porque ello sería positivo para todos en términos económicos. Su mensaje final fue sencillo: "La dirección firme va a continuar".

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