Sin casa y sin ciudad

Diez familias gitanas de Zaragoza han sido desalojadas de sus viviendas, que ocupaban desde hace nueve años, ante las protestas de los padres de unos 800 alumnos, que se negaron a llevar a sus hijos a un colegio próximo. Los implicados niegan que haya habido racismo. Alrededor de 20 individuos incontrolados destruyeron la casa destinada a una de esas familias. La policía vigila la zona y continúan las investigaciones para identificar y detener a los autores de los destrozos.

El fantasma de los acontecimientos ocurridos en 1984 en Actur, zona de expansión de la ciudad, calificada de actuación urgente, situada al otro lado del Ebro, en la que hubo enfrentamientos continuos entre policías y vecinos que trataron de impedir el asentamiento de varias familias gitanas, ha sobrevolado Zaragoza.Los incidentes de ahora son los últimos coletazos de la cuestión gitana, todavía sin resolver pese al reciente desmantelamiento del poblado de Quinta Julieta, pues aún quedan guetos y focos de marginación en la ciudad.

Los padres de los alumnos del colegio público Camón Aznar, en el barrio de La Bombarda, impidieron que sus hijos iniciaran el curso hasta que 10 familias gitanas no abandonaran sus degradadas viviendas cercanas al centro escolar. La presencia de los calés, argumentaron, era un foco de infección: los burros, gallinas y otros animales sueltos se metían en el patio del colegio y la basura se almacenaba por doquier.

El Ayuntamiento se comprometió a desalojar las viviendas antes de la vuelta a clase, una vez pasadas las fiestas del Pilar. El domingo día 15 se procedió a demoler las viejas chabolas. Una las familias allí residentes, integrada por siete miembros, iba a ser ubicada en el barrio de Montañana, en la llamada torre de los Ajos, de propiedad municipal. Días antes del traslado corrieron por el barrio todo tipo de rumores sobre el número de gitanos que iba a llegar, hasta 200 se dijo.

Calmar los ánimos

La tarde anterior a la llegada de la familia gitana se produjo una concentración de vecinos, que cortaron el tráfico y abuchearon e insultaron al concejal responsable de minorías étnicas, Emilio Comín, que se había trasladado a Montañana para calmar los ánimos e informar a los vecinos que sólo se trasladarían siete gitanos y por tiempo limitado.Mientras el edil regresaba a la ciudad para informar de la situación a la familia gitana unos 20 individuos procedieron a destruir la vivienda: arrancaron puertas y ventanas y rompieron cristales, lavabos, servicios y el tendido eléctrico y las tuberías. Los daños se han evaluado en unos cuatro millones de pesetas.

La policía vigila la zona y continúan las investigaciones para identificar y detener a los autores de los destrozos. Se cree que actuaron dos grupos coordinados: mientras el uno cortó la circulación como médida de distracción, el otro asaltó la torre. La Guardia Civil ha llamado a declarar a varias personas.

La familia gitana no irá a Montañana y, mientras le buscan una vivienda definitiva, ha sido alojada en un hostal, que se mantiene en secreto para evitar nuevos incidentes.