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Salam Musa: "Nagorno Karabaj pertenece al pueblo de Azerbaiyan"

El líder musulmán del Cáucaso, satisfecho del auge del islam en las zonas árabes de la URSS

Pilar Bonet

PILAR BONET ENVIADA ESPECIAL, La comunidad musulmana de la República soviética de Azerbaiyán vive tiempos de florecimiento y de expansión. En Bakú, sede de la Dirección Espiritual de los Musulmanes de Transcaucasia, se ha inaugurado una escuela coránica, la primera desde la instauración del poder soviético, en 1920, y los shiíes (grupo predominante en esta región vecina de Irán) han podido ir por primera vez en peregrinación a sus lugares sagrados cerca de Bagdad. El Corán va a ser editado y los fieles han perdido el miedo a acudir a la mezquita. La llamada del muecín a la oración suena fuerte en las calles ruidosas de Bakú.

La dirección musulmana del Cáucaso está al lado de su pueblo (seis millones de habitantes en Azerbaiyán), y milita junto a él en el conflicto de Nagorno-Karabaj, que enfrenta a azerbaiyanos y armenios, según se desprende de la entrevista concedida a EL PAIS por el mufti Salman Musa Ogli, vicepresidente de la Dirección Espiritual de los Musulmanes de Transcaucasia. Cuando de Nagorno-Karabaj se trata, Alá está con los azerbaiyanos.Transcaucasia es una de las cuatro regiones en las que están agrupados los musulmanes de la URSS, una comunidad que se calcula en 50 millones de personas. Las otras tienen sus capitales en Tashkent (Uzbekistán), Ufa (Bashkiria) y Majshachjala (Dagestan). Los responsables de las mezquitas (como la de Moscú, por ejemplo) son jóvenes que se han educado en los dos únicos centros existentes hasta hace poco: la Madrasa de Miri Arab y la del imam Ismail al Bujari-Madrasa, ambas en Uzbekistán. Eso, en Bujara, y la escuela superior de Tashkent era todo lo que había antes de iniciarse la fiebre constructora que está sembrando de mezquitas el territorio asiático de la URSS.

"Efectivamente, somos una nueva generación", exclama sonriente el mufti Salman Musa Ogly cuando aludimos a su juventud. Salman Musa Ogly tiene 31 años y es un azerbaiyano nacido en Georgia. Estudió en Bujara y en Tashkent hasta 1982, y asistió a "cursos de perfeccionamiento" en Libia.

Salman Musa Ogly está contento de cómo van las cosas para la comunidad islámica desde que llegó Gorbachov. "Durante muchos años, las peregrinaciones a la mezquita de Cherbala, en Irak, eran muy limitadas, casi no existían. Este año fuimos 18 de golpe, fue una especie de cruzada. Por primera vez en la historia del poder soviético editamos el Corán. Preparamos una edición de 50.000 ejemplares, en árabe y en azerbaiyano".

La Dirección Espiritual de los Musulmanes del Cáucaso no lleva la estadística del número de fieles, dice Salman Musa Ogly, pero la "fe que habitaba en los corazones de las gentes" en la época de Breznev puede expresarse hoy en la mezquita. En la escuela coránica de Bakú estudian ahora 21 jóvenes. En el futuro, la ampliación de la escuela y residencia permitirá acoger muchas más vocaciones. Los estudiantes, que aprenden inglés, árabe y persa, están entre los 20 y los 30 años.

Los musulmanes de Azerbaiyán tienen relaciones amistosas con los shiíes de Irán. Durante su visita a la URSS, el dirigente iraní Rafsanyani estuvo en la mezquita de Bakú. Salman Musa Ogly se apresura a explicar que, pese al predominio shií en Azerbaiyán, "por primera vez en la historia del islam hemos conseguido que suníes y shiíes hagan sus abluciones juntos en una misma mezquita". El acercamiento se hace extensivo a los azerbaiyanos que en virtud del reparto de Azerbaiyán entre Persia y Rusia son hoy ciudadanos de Irán. En este país viven hoy 18 millones de azerbaiyanos, según dice el mufti. El Azerbaiyán soviético tiene algo más de seis millones de habitantes. "Después de la visita de Raflanyani, nuestros contactos han mejorado. Ellos vienen aquí y nosotros vamos a Irán. Los musulmanes de Azerbaiyán, sin embargo, tenemos una cultura en azerbaiyano; los del Irán, no. Ellos no pueden aprender su lengua en la escuela".La Dirección Espiritual de los Musulmanes de Transcaucasia ha mantenido contactos con la Iglesia armenia para buscar soluciones al conflicto entre ambos pueblos. En un principio, los dirigentes religiosos de ambas comunidades exhortaban a la calma y a la paz. Hoy, la grieta que divide a ambos pueblos afecta también a sus sacerdotes.Unir esfuerzos"Yo mismo llevé una carta personal de Cliej Ul Islam (presidente de la Dirección Espiritual de los Musulmanes de Transcaucasia) al Katolicós Vazguén (el jefe de la Iglesia armenia) para pedirle que uniéramos esfuerzos y mostrar que la religión no tiene nada que ver con las acciones de incitación. Sin embargo, hay quien piensa que estas acciones surgen de la misma naturaleza del islam, lo que no se ajusta a la realidad"."En mayo de 1988, los dirigentes de todas las comunidadesreligiosas del Cáucaso se reunieron en la ciudad de Rostov. Todos estuvieron de acuerdo en que la religión debía desempeñar un papel pacificador, pero, por desgracia, el Vazguén y algunos dirigentes de la Iglesia armenia actuaron en contra del comunicado conjunto firmado por todos", afirma el mufti, según el cual los armenios "se extralimitan" con sus pretensiones territoriales. "Dicen que el monte Ararat es suyo, pero el Ararat está en Turquía. Así que, si lo consideran suyo y quieren recuperarlo, van a tener que derramar sangre, y esto va contra la religión".

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¿Y qué piensa de la reivindicación armenia de Nagorno Karabaj? "Creo que la tierra no puede ser un regalo ni puede dividirse, y que el planteamiento del problema de Karabaj no es legítimo. Hasta ayer vivíamos juntos y amistosamente, ya que el islam respeta a los huéspedes, aunque sean de otra fe o no creyentes", afirma. "Es un gran pecado dar a quien sea lo que pertenece a un pueblo. Karabaj pertenece al pueblo de Azerbaiyán, y no podemos estar de acuerdo en entregar nuestra tierra. Armenia debe comprender que quien plantea este problema empuja a nuestros pueblos al abisnio".

¿Tiene el mufti alguna idea para resolverlo? "Lo importante es que los armenios comprendan que su política lleva a un callejón sin salida". ¿Y el bloqueo de los transportes con destino a Nagorno-Kara-baj? "El bloqueo lo han hecho ellos. Han disparado contra los trenes, han volado puentes, han cerrado caminos. Tienen armas entregadas por grupos extremistas en el extranjero. Han utilizado latas de conservas como bombas".

¿Y la sentencia de muerte que pesa sobre Salman Rushdie, el autor de Versos satánicos? "Rushdie es verdaderamente culpable. Sus juicios sobre nuestro profeta son ofensivos, y esto ha causado la indignación de los musulmanes de todo el mundo. Jomeini y otros líderes religiosos creían que Ruslidie debía presentar sus excusas. La pena de muerte para Ruslidie no aporta nada. El libro ya existe, y tiene un papel. Supongamos que fuera castigado: el libro existe y está ahí para otras generaciones".

"Nuestra nación es turca"

El factor islámico ha comenzado a desempeñar un papel respetable en la vida del Azerbaiyán soviético, ya sea porque en los hoteles se venden los periódicos de países como Siria, Irak, Irán o Argelia, o porque las primeras conexiones Internacionales que estrenará el aeropuerto de Bakú este otoño tienen como destino Estambul y Teherán."Por la turquización, la islamización y la modernización" es el lema de una nueva asociación informal de carácter independentista llamada Birlik (unidad), que es la segunda fuerza política de la república después del poderoso Frente Popular.

Entre los objetivos más radicales de Birlik está la unificación del Azerbaiyán iraní y del soviético en una república única, según nos decía Asis Bajtiar, uno de los militantes de la organización. "Los azerbaiyanos no son una nación. Nuestra nación es turca", señalaba Bajtiar. "No sabemos lo que pasará, ni cuánto tiempo estará el partido comunista en el poder", era su respuesta cuando se le mencionó la posibilidad de que el intento de llevar a la práctica tales ideas provocara un conflicto internacional.

Menos radical, el Frente Popular, legalizado, deja de lado las consignas de turquización e islamización, pero proclama una política de acercamiento con los azerbaiyanos de Irán y aboga por un incremento de las relaciones económicas, políticas y culturales entre la República Socialista .Soviética de Azerbaiyán e Irán con el fin de mantener la unidad cultural del pueblo azerbaiyano sin poner en entredicho las fronteras.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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