Ridículo universal
Después del espectáculo, en la inauguración de la Copa del Mundo de Atletismo, de las rencillas provinciales entre los señores Pujol y Maragall, de los esfuerzos del señor Samaranch entrevistándose con el señor presidente y con el jefe del Estado para salvar lo que mentalidades cortas hacen insalvable, ruego a quien proceda que nos quiten la Olimpiada de 1992 antes de caer en el ridículo universal.- .
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