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Autoalabanza en el congreso le los conservadores británicos

Los conservadores británicos se tomaron ayer un respiro en este problemático congreso que celebran en Blackpool y dedicaron la jornada a hablar de lo bien que lo están haciendo y de cómo van a seguir mejorando sus políticas de seguridad social, orden público, medio ambiente, educación y administración local. La de hoy es la cita crítica de los reunidos en la localidad costera británica, que esperan de uñas al ministro de Hacienda, Nigel Lawson.El autobombo era ayer el único bálsamo posible a que tenían acceso los conservadores después de que el día anterior se les profetizara una dura lucha contra la hidra laborista y hoy acudan con temor a oír a un canciller del Exchequer que ha perdido el estado de gracia ante las bases por su recurso en exclusiva al impopular alza de los tipos de interés para domeñar los excesos de la economía británica. El ex ministro de Exteriores y hoy vicepresidente del Gobierno, Geoffrey Howe, introdujo una nota de modestia al recomendar al partido, en un tiro por elevación con que a la gente y responda a sus requerimientos.

La noticia más esperada se produjo en la última intervención desde la tribuna, cuando el Gobierno anunció que cancelará al ibo de un año las subvenciones revistas para hacer frente a la entrada en vigor del poll tax, una carga fiscal que amenaza con producir una hemorragia de votantes.

El poll tax es un nuevo impuesto municipal que entra en vigor en abril y será pagadero por todos los mayores de 18 años en función de los gastos de su respectivo ayuntamiento. Como las municipalidades de izquierda incurren en un mayor gasto público, la carga fiscal sobre sus ciudadanos será mayor que la de los más ahorradores consistorios conservadores. Para hacer más soportable el choque a los ciudadanos regidos por la izquierda, el gobierno decidió crear una subvención financiada mediante el incremento de la carga fiscal de quienes habitan en municipios conservadores. Éstos pusieron el grito en el cielo y ahora el Ejecutivo ha decidido retirar esa subvención después de un año y dejar que quien vote laborista (y por tanto, por mayor gasto) en las municipales pague las consecuencias. No obstante, y durante tres años, será el Gobierno central el que corra con esos gastos que ha decidido ahorrar a sus fieles, del orden de los 130.000 millones de pesetas anuales.

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