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Con los fondos de inversión a otra parte

La CE suprime las fronteras del ahorro

Los fondos de inversión colectiva, una especie de hijos predilectos del llamado capitalismo popular, ya no tienen barreras nacionales. Desde el pasado 1 de octubre, este instrumento que agrupa ahorros pequeños y grandes a la hora de invertir en bolsa está abierto a la libre competencia dentro de la CE. Los ahorradores multiplicarán sus opciones de elegir en un mercado dispar, dominado por gigantescas inversiones tradicionales realizadas por países europeos.

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Los 60 billones de pesetas de los fondos británicos, los 30 billones que aglutinan los franceses o los más de 8 billones que, por razones fiscales, se han instalado en Luxemburgo, son algunos de los ejemplos.En España este tipo de inversión asociada es todavía incipiente -unos 800.000 millones de pesetas-, pero bancos, sociedades especializadas y compañías de seguros van a tener que afilar sus ofertas si quieren canalizar el río de dinero que acude a nuestras bolsas. Y aún más si quieren competir en terreno forastero.

La directiva de la CE sobre fondos de inversión colectiva en valores mobiliarios (FICVM), más conocidos por sus siglas inglesas (UCITS) o francesas (OPCVN) entró en vigor sin apenas hacer ruido el pasado 1 de octubre. Para algunos, esta norma no es sino un anticipo de la libre circulación de capitales. Dentro de nueve meses, el 1 de julio de 1990 -dos años después en España que cuenta, como otros tres países, con un período de gracia para adaptarse al gran reto- se habrá acabado por definición la evasión de capitales y el dinero no dejará de viajar en busca del mejor postor.

Se podrá entonces, de mantenerse las actuales ventajas en rentabilidad o costes, suscribir un préstamo en Francfort o Bruselas, contratar el seguro en Londres, invertir en bolsa desde Luxemburgo y mantener la cuenta de ahorros en España, siempre y cuando los bancos instalados en nuestro país continúen con la subasta al alza de los tipos de interés.

Pero si la directiva de fondos de inversión aprobada en diciembre de 1985 no es más que un ensayo parcial de la libre circulación de capitales, las condiciones de su puesta en marcha no han despertado precisamente entusiamo en la Comisión Europea. A excepcíon de Luxemburgo, Reino Unido, Irlanda y Francia, el resto de los países sigue sin adaptar su legislación interna a las disposiciones comunitarias. Grecia y Portugal tienen un plazo especial hasta el 1 de abril de 1992, y aunque España en principio está afectada, todavía el pasado viernes diversos responsables de los temas comunitarios en Madrid y en Bruselas estaban investigando si el período transitorio no nos excluía de una aplicación inmediata.

Lentitud en las normas

La Dirección de Asuntos Financieros de la CE, ha convocado para la próxima semana una reunión de expertos de los doce para analizar el porqué del problema. A la Comisión Europea se le está erizando el pelo con la lentitud de los Gobiernos en aplicar las normas que aprueban. Son tantas las demoras que ya han comenzado las apuestas para adivinar con cuántos años de retraso llegará el mercado único de 1993.

Los fondos se crearon para agrupar ahorros diversos que buscan su rentabilidad a través de la inversión en un paquete combinado de acciones y obligaciones. La fortaleza de la City londinense y la especialización en la gestión de carteras de los bancos británicos han dado primacía al Reino Unido en esta forma de inversión agrupada.

Pero es Francia la que ha protagonizado el gran boom estos últimos años a través sobre todo de la modalidad de las sociedades de inversión a capital variable (SICAV). Hoy los fondos representan el 10% del total de la capitalízación bursátil francesa y el Gobierno, ante el peligro de emigración por la libre competencia, ha rebajado la fiscalidad del 27% al 17% de los dividendos obtenidos. También ha suprimido la exigencia de atar un 30% de su cartera a la compra de obligaciones francesas.

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