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Dos mujeres fallecen al derrumbarse un edificio de seis plantas en el centro de Valencia

Dos mujeres fallecieron tras derrumbarse ayer por la mañana un edificio de seis plantas situado en el centro de Valencia. Pasadas las ocho de la tarde, los bomberos encontraban entre los escombros del inmueble el cadáver de María Luisa Lita Solaz, de 73 años. Cerca de una hora después era hallado el cuerpo sin vida de Amparo Martí, de 55. Al parecer, el espectacular derrumbamiento se produjo a causa de unas obras que se realizaban en un bajo de la finca para transformar un local que fue un videoclub en una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Las obras se realizaban sin licencia municipal.

Los albañiles advirtieron el peligro y alertaron a los vecinos, muchos de los cuales pudieron salir a tiempo del edificio. "Yo ya lo sabía, ya lo sabía", repetía Manuel Ferriol, vec¡no del inmueble siniestrado, en el número dos de la céntrica calle de Pedro III el Grande. "En mi casa había numerosas grietas; días atrás lo comuniqué a los albañiles y hoy mismo [por ayer], pensaba denunciarlo ante el Ayuntamiento".Apenas transcurrió un cuarto de hora desde que los trabajadores del bajo dieron la alarma hasta que el edificio se vino abajo. "Serían poco más de las diez de la mañana cuando los albañiles salieron a la calle y empezaron a gritar", recordaba Miguel Ángel Climent, propietario de un quiosco sito en la esquina de enfrente. Según su versión, a partir de ese momento "todo fue un caos". "Se cayó en un minuto", dijo.

La zona se pobló de bomberos, policías y ambulancias. El cercano y popular mercado de Russafa cerró sus puertas, al igual que la mayoría de los establecimientos próximos. El derrumbamiento destrozó los vehículos aparcados en la acera. Centenares de personas se agolparon en las inmediaciones. El espectáculo era aterrador y nadie se atrevía a aventurar posible número de víctimas. "No podemos decir qué vamos a encontrar ahí abajo", afirmaban los bomberos.

La portera del inmueble siniestrado, de 14 viviendas, todas ocupadas según confirmó su marido, llamó inmediatamente por el teléfono interior de la finca y avisó puerta por puerta del riesgo existente. Afortunadamente, la casi totalidad de vecinos le hizo caso. La finca, construida en los años veinte, fue rehabilitada recientemente.

La confusión reinó entre los familiares y amigos de los vecinos hasta mitad de la mañana. Incluso se apuntaba la posibilidad de que hubiera resultado atrapado algún viandante. Dos personas fueron trasladadas con heridas leves a un centro sanitario. "Un milagro", "esto ha sido un milagro", decían varias de las personas que se encontraban en los alrededores de la finca. El portugués Carlos Álvarez era una de ellas. De vacaciones en España, pasaba unos días en Valencia alojado, en régimen de pensión, en el sexto piso.

Igual que un terremoto,

"Iba a vestirme para salir a la calle y noté temblores en el suelo como un terremoto". Tras ser rescatado por los bomberos, el joven sólo preguntaba por su casera. "Ella se levanta todos los días a estas horas [las diez de la mañana]", continuó Álvarez. "Es imposible que le haya dado tiempo de salvarse". El turista se encontraba desolado.

Manuel Navarro abrió su despacho, en el tercer piso, y se fue a realizar algunas gestiones. "Cuando regresé no podía creer lo que veía. Mi hermana y la secretaria se encuentran dentro", agregó. Al cabo de una hora, ambas mujeres aparecieron.

Álvaro Bonastre, gerente de Valenciana de Construcciones y Servicios, empresa encargada de las obras de reforma, se negó a facilitar cualquier información sobre la petición de licencia para iniciar la misma. Acudió al lugar del siniestro y, tras hablar con el jefe de bomberos, se marchó. "La licencia no corresponde a la constructora. Lo único que sabemos es que los hombres estaban trabajando y de repente se les vino la finca encima", se limitó a decir. Sí que aseguró que la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) figura como arrendataria del local. La CAM difundió ayer un comunicado en el que declinaba realizar cualquier comentario sobre la solicitud de licencia.

Respecto de la hipótesis apuntada por los vecinos sobre la destrucción de un pilar y como consecuencia, el derrumbamiento, Bonastre, con tono exasperado, añadió: "Eso es una tontería". Un portavoz del Ayuntamiento manifestó ayer que el pasado 21 de septiembre se presentó ante la Junta Municipal de Russafa una petición de obra menor que no fue contestada.

"¿Pero esto es posible?, se preguntaba llorando Manuel, hijo de María Luisa Lita, cuando el cadáver aún no había sido hallado. La familia de la mujer permaneció más de nueve horas en espera de que se encontrase su cuerpo. "Ella nunca sale de casa sin sus dos perros; uno sí que ha logrado salvarse; el otro, no", dijo su nuera. Los familiares de Amparo Martí, propietaria de una peluquería cercana al inmueble siniestrado, también manifestaban por la mañana su convencimiento de que la mujer se encontraba entre los escombros.

A las diez de la noche continuaban las labores de desescombro, aunque fuentes de la Delegación del Gobierno citadas por Europa Press aseguraron que no hay indicios de que se encuentren más personas sepultadas.

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