Venezuela desbloquea las negociaciones con sus principales bancos acreedores
Con la firma de un crédito puente de 600 millones de dólares para pagar los intereses retrasados, el Gobierno venezolano confia en que se eliminen las trabas para iniciar firmemente el próximo día seis las negociaciones de la reducción de la deuda con los bancos acreedores.
Ponerse al día en los íntereses fue una condición de los banqueros para conversar en firme sobre la reducción y reprogramación de la deuda venezolana. La ministra de Hacienda, Egle Iturbe, dejó entrever, que el obstáculo había sido el retraso acumulado de intereses de alrededor de 900 millones de dólares. La semana pasada se cancelaron 450 millones de dólares de las reservas internacionales de Venezuela y a cambio los bancos prestaron 600 millones para ayudar a pagar los intereses vencidos.
Sacando cuentas, el Banco Central de Venezuela informó que sus reservas internacionales (las operativas) han caído a 320 millones de dólares, equi-' valentes a tres meses de importaciones. Esto indica que Venezuela se está endeudando más para pagar su deuda sin haber logrado todavía su anhelada reducción de la misma.
Acuerdo de la OPEP
El nuevo crédito de 600 millones debe cancelarlo en seis meses y en estos momentos el Ministerio de Hacienda está buscando los flujos de caja para responder al nuevo compromiso, algo que no será tan difícil con los ingresos adicionales del petróleo, dado el reciente acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo de aumentar la cuota de producción.En sus próximas conversaciones con el comité de bancos, los negociadores venezolanos van a insistir sobre su propuesto menú de opciones flexible para la reducción del 50% de la deuda. El jefe del equipo negociador y ministro de Planificación, Miguel Rodríguez, informó en días pasados que con ese porcentaje piensan ahorrarse al menos unos 1.000 millones de dólares en el pago anual de los intereses.
En este mismo sentido, Argentina recibirá el próximo mes un total de 400 millones de dólares desembolsados a través del FMI y el Banco Mundial.
La concesión de estos créditos supone la normalización de las relaciones de Argentina con los dos organismos internacionales, con los que había suspendido las negociaciones durante el mandato del Gobierno presidido por Raúl Alfonsín. Argentina adeuda a sus acreedores unos 4.000 millones de dólares en concepto de intereses atrasados y espera ser incluida en el plan Brady con una reducción del 50% de sus deudas con la banca internacional.
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