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Una polémica de verano

La serie Máximo / Verano ha provocado una amplía correspondencia entre los lectores de este diario que ha tenido cumplido reflejo en la sección Cartas al Director. Bastantes personas se han sentido irritadas por la reiteración de los desnudos femeninos en los dibujos de Máximo publicados durante el mes de agosto en su sección diaria de las páginas de Opinión "Obseso", "salido mental", son algunos de los adjetivos que lectores ofendidos han dedicado al periodista y dibujante. No han faltado tampoco lectores que han acudido en su defensa. El defensor de los lectores habló con el dibujante sobre esta polémica. Máximo que no quería defenderse de las críticas. El dibujante considera que cualquiera que hace algo en público puede ser, por supuesto, enjuiciado, criticado, elogiado, vilipendiado e incluso insultado. Otra cosa es si debe contestar o no. Expresa sus dudas. "No quiero- justificarme, no quiero pedír ningún tipo de disculpa, aunque, por supuesto, no he querido ofender a nadie, señaló. -Mi trabajo-, dijo, -estaba a medio camino entre la bronia, el homenaje, el desenfado y la desinhibíción veraniega, y he pensado que iba a ser juzgado así"."Lo único que puedo decir es que puestos a cubrir un recuadro, durante un mes de verano, teniendo en cuenta que en los últimos aflos existe cierta permisividad, cierta alegría vital, cierto desenfado social -la generalizacion de¡ top-less, del desnudo en los medios de comunicación social-, me planteé utilizar la broma, el hornonaje, la provocación, la admiración, en algún caso lírica. Un ejemplo concreto: publiqué un dibujo de un pubis en el que aparece una casita en el bosque Mi intención era poeinática acerca de una de las residencias más cálidas y tiernas que un hombre puede encontrar en una mujer. ¿Es esto machista ... ? Yo se lo que es el hombre entrar en la mujer, no sé lo que es la mujer entrada en el hombre. Yo tengo una psicología masculina, actúo como varón y desconozco por completo los secretos más íntimos de las reacciones femeninas. Acepto, en cualquier caso, que esté equivocado".

Las críticas al dibujante no han sido sólo de las lectoras Redactoras del diario -aunque no se pueda generalizar- expresaban su malestar por la reiteración del dibujante, por la reducción a objeto del cuerpo femenino.

Máximo reconoció en su conversación con el ombudsman que muchas personas "han consíderado que eso era un uso abusivo, objetual, material del cuerpo femenino. No lo creo. Esa diferenciación entre mujer y mujer objeto no la entiendo. No entiendo que una mujer, ni vestida ni desnuda, sea objeto. 0 no sé por qué es más objeto una mujer desnuda que una mujer vestida con todo el manierísmo y artíficiosidad de la alta costura", añadió.

Máximo indicó finalmente al ombudsman que "las opiniones de los lectores, incluso las más hiríentes, contrarias y -descalificadoras, puedan ser ciertas; aunque también admito que puedan estar completamente equivocadas".

En cualquier caso, parece claro que en esta polémica la fuerza del sexo trasciende su representación gráfica. El límite invísible que genera en ocasiones protestas es una frontera móvil que en el envés lleva inscrita la palabra transgresión. Una convención de la cultura que un posmoderno diría que pertenece al ámbito del gusto. Un umbral que se cruza sin saber que existe, como viola las normas quien ignora su código. El relativismo moral que nos anega ha rebasado hace tiempo la altura de la entrepierna y amenaza con oxidar órganos más esenciales para el respeto a la dignidad del prójimo. La humillación, resultado de la prepotencia del poder, puede reflejarse en el sexo tanto en las relaciones personales como sociales. Y en la mayoría de los casos lo hace en perjuicio de las mujeres. Pero desde la subjetividad del que esto escribe no parece que éste sea el caso.

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