Movida surafricana
En Europa tenemos la impresión constante de que África del Sur no es más que un país con problemas de segregación racial. Pocos ciudadanos de esta Europa, que tiende a estar cada vez más unida, conocen los esfuerzos que realizan otros ciudadanos del hemisferio sur po r tender también a unirse en un solo pueblo sin diferencias étnicas desde Johanesburgo hasta Ciudad de El Cabo.Hillbrow puede ofrecerse a la opinión pública como una montaña excepcional dentro del paisaje del caduco apartheid. Se trata de un famoso barrio de Johanesburgo donde, a primera vista, choca encontrar juntos por la noche a negros y a blancos. La movida de la capital económica de Suráfrica se concentra en esa zona. En un principio prohibida la residencia a toda persona de color (mestizos o negros), los africanos comenzaron a infiltrarse ilegalmente en el vecindario, ayudados probablemente por blancos antiapartheid que no dudaban en poner sus nombres, en las escrituras o en los contratos de alquiler para las viviendas que luego ocuparían los negros.
El Gobierno de Pretoria y el Ayuntamiento de Johanesburgo habrán podido intentar impedir esta afluencia de gente no blanca en mitad de un barrio segregado, pero se puede afirmar que actualmente no les queda otra alterriativa que ignorar y hacer la vista gorda ante una realidad imparable.
Hillbrow es colorista y decadente. Los edificios son bloques de pisos de los años sesenta, la gran época dorada de los Gobiernos blancos, cuando la especulación del suelo, sufrida en todo el mundo, destruyó tantos y tantos edificios coloniales también en Suráfríca. Luces de colores, de neón en discotecas, de tiendas de todo tipo (supermercados, librerías, bancos, gimnasios, restaurantes, saunas, etcétera) contrastan con la gente que pasea sin considerar excepcional todo lo que ve. Al fin y al cabo, HilIbrow es un anticipo de lo que debería ser Suráfríca en el futuro. Merece la pena conocer Hillbrow, ciudad abierta las 24 horas del día.-
