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Japón pone fin a la masiva llegada de inmigrantes ilegales chinos

El Gobierno japonés ha decidido poner fin a la masiva entrada de inmigrantes ilegales chinos que llegaron últimamente haciéndose pasar por vietnamitas en barcos de refugiados (boat people) y expulsarlos del país. Ochenta de los más de 600 chinos que han entrado por vía marítima a Japón desde mayo último, falseando su nacionalidad y alegando haber huido de Vietnam por razones políticas, serán deportados esta misma semana a su país, y los restantes es previsible que corran igual suerte próximamente.

La medida fue tomada por el Gobierno de Toshiki Kaifu el pasado martes como parte de una nueva política de control de refugiados que distinguirá a partir de ahora entre quienes soliciten asilo por razones políticas y los que buscan simplemente mejorar su nivel de vida en la riqueza de Japón. Estos últimos, clasificados como "refugiados económicos", no serán admitidos y serán deportados a sus países. Un portavoz oficial ha afirmado que los 80 chinos objeto de expulsión confesaron haber entrado en Japón disfrazados de refugiados vietnamitas.El ministro de Justicia, Masao Goto, ha declarado que la aceptación de "refugiados económicos" podría poner en peligro los controles de inmigración, pero ha subrayado que Japón continuará protegiendo a quienes sufran persecución política. Las autoridades niponas se han apresurado en señalar que el nuevo plan está en concordancia con lo aprobado en la conferencia internacional sobre refugiados celebrada el pasado junio en Ginebra y que cuenta con el respaldo del alto comisariado para refugiados de las Naciones Unidas.

El problema de la entrada masiva de refugiados vietnamitas y chinos sorprendió a las autoridades japonesas, que no supieron, o no quisieron, tomar medidas a tiempo. Fuentes oficiales indican que un total de 2.257 vietnamitas y chinos han llegado a Japón desde el pasado 29 de mayo en 18 de los llamados boat people. Un millar de ellos llegó a finales de agosto, acentuando el problema y obligando a las autoridades locales a estudiar seriamente la nueva situación por primera vez en los últimos cuatro años. El flujo de inmigración ilegal comenzó en 1986, pero no con la intensidad de los últimos meses. Un año antes, Japón decidió acoger excepcionalmente a 10.000 refugiados indochinos, de los cuales más de la mitad se encuentran ya establecidos en el país.

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