Brasíl y Chile se enzarzan en una 'guerra del futbol'
Brasil se considera clasificado para el Mundial de Italia de 1990, pese al incidente que desembocó con el abandono, por parte del equipo de Chile, del partido decisivo que se disputaba en el estadio de Maracaná el domingo por la noche. Brasil vencía por 1-0 -suficiente para ir al Mundial- cuando un petardo alcanzó al portero chileno Rojas a los -23 minutos del segundo tiempo. Rojas abandonó el campo, ensangrentado, en manos de sus compañeros. Pero testigos presenciales dicen que Rojas no fue alcanzado por el cohete -afirmación que comparte el español Agustín Domínguez, delegado de la FIFA en el partido-, y que en realidad la sangre era mereromina. En Chile, miles de personas atacaron la Embajada brasileña.
"Según el reglamento del Mundial, Chile abandonó el campo y nosotros vencimos por 2-0", dijo Eurico Miranda, presidentede la Confederación Brasileña de Fútbol. "Desde nuestro punto de vista, estamos clasificados para Italia". La comisión de disciplina de la FIFA se reunirá todo lo más tarde la seinana próxima para estudiar los incidentes, pero los brasileños se muestran muy optimistas. La razón es que, hasta ayer por la mañana, no se había podido comprobar la gravedad de: la herida que Rojas sufrió.Los directivos brasileños creen poseer pruebas "definitivas" de que no hubo una herida de gravedad. El fotógrafo argentino Ricardo Altieri, de la revista Soccer Magazine, afirma haber hecho por lo menos 15 fotos en secuencia, y que en ellas se podría probar que Rojas ni siquiera fue tocado por el petardo. "Ví cuando le petardo venía y lo fotografié durante: su trayectoria. Cayó un metro detrás del portero, que sólo entonces se echó sobre el petardo", dijo Altieri.
El cámara Daniel Andra, de la televisión Globo, también registró la escena y confirmó la versión del fotógrafo argentino. El delantero brasileño Careca, el único jugador adversario que pudo aproximarse a Rojas, declaró que ni siquiera había visto una herida. "Los chilenos exageraron en la cantidad de mercromina que le echaron al rostro de Rojas", dijo Careca.
Agustín Domínguez, en conversación telefónica con EL PAIS, aseguró: "Hemos estado toda la noche viendo las Imágenes ofrecidas por televisión. Tanto en ellas como en las fotografias se ve que el portero chileno no es alcanzado por la bengala". Domínguez, cuyo informe a la FIFA será ciave, también explicó: "Rojas tenía un golpe en la cabeza, y delante mío el médico le dio cuatro puntos de sutura. Pero cór-io se hizo esa herida es algo que desconocemos. Será la policía quien investigue ahora los sucesos".
Menos de una hora después del incidente, la policía pr.-sentaba al autor del lanzamiento del petardo: Rosemary Mello da Silva, una joven de 23 años, madre de un hijo de nueve meses y que había ido por primera vez en su vida al gigantesco estadio del Maracaná. "Cuando iba a entrar en el estadio, un hombre negro y alto me pidió que le introdujera los petardos dentro, porque los policías no revisan a las mujeres", dijo Rosemary llorando en la comisaría. "Pero dentro de Maracaná ya no ví a ese hombre, y me quedé con sus cosas".
Rosemary es empleada en una compañía de electricidad y estaba eufórica con el gol de Brasil. Para celebrarlo, leyó las instrucciones del petardo y lo disparó. "La cosa se me escapó de las manos y ni sé en que dirección se fue", afirmó Rosemary, que fue denunciada porlos espectadores de su alrededor, enfadados por lo que pasó. La policía dijo que la joven no será procesada. "Es necesario que el portero Rojas venga a enseñar sus heridas, someterse a un examen pericial y formalizar una acusación", dijo el comisario Plinio de Souza.Incidentes en Santiago
En Santiago de Chile, mientras tanto, un grupo de unas 3.000 personas provocó incidentes inmediatamente después de suspenderse el encuentro, según informa Manuel Délano. Rompieron una veintena de vidrios de la embajada de Brasil en Santiago, en protesta por la herida que sufrió el portero y capitán de la selección chilena, Roberto Cóndor Rojas. "Cóndor, amigo, el pueblo está contigo", gritaba el grupo, que quemó una bandera de Brasil, sin ser reprimido por la policía.
En la madrugada de ayer llegó a Santiago la delegación chilena en el avión presidencial del general Augusto Pinochet. Una ambulancia trasladó a Rojas directamente a su casa.
La plantilla permaneció concentrada, a la espera de una decisión de la FIFA sobre la reclamación de la federación chilena: disputar de nuevo este partido en un campo neutral. Según el médico del equipo chileno, Daniel Rodríguez, Rojas tiene una herida de cuatro centímetros en la sien izquierda, de la que manó abundante sangre. Aunque fue Sergio Stoppel, el presidente de la federación, quien decidió retirar a la selección del estadio Maracaná, 11 porque la integridad flisica de nuestro equipo estaba en _peligro", los jugadores habían decidido previamente que si había cualquier agresión contra ellos no seguirían en el campo.
El técnico Aravena denunció que fue golpeado por un policía brasileño. Aravena fuemás allá que los dirigentes y pidió que Brasil pierda los dos puntos en disputa por la agresión contra Rojas. "Es una canallada que no puede quedar sin sanción", afirmó.
Toda la Prensa local se solidarizó con la determinación de no seguir jugando. El diario La Tercera tituló "Maflosos" a lo ancho de la portada, y el opositor Fortín Mapocho preguntó: %Aplicará la FIFA la ley del embudoT'.
Un dirigente pidió "ponerse los pantalones". "Chile es un país que se cansó de violencias. Sencillamente, no las toleramos. El lenguaje de la solidaridad no nos avergüenza y los atropellos nos tienen hasta la coronilla", escribió en La Época Marco Antonio de la Parra, un dramaturgo que comentó el partido. El ex jugador chileno Carlos Caszely apoyó al equipo: "El retiro era la única opción. No era necesario esperar a que mataran a un jugador".
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