"Ha llegado el momento del pluralismo en Polonia"
¿Las advertencias del pleno del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista)? "Cada uno es libre de hablar, pero es necesario que todos busquen la apertura y eviten la confrontación". ¿Negociaciones con el POUP? "Primero quiero la ratificación del Parlamento". ¿Relaciones con Moscú? "Sus últimos comentarios dan ánimos. Gorbachov nos entiende". ¿La prioridad del futuro Gobierno? "Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional".Así habla Tadeusz Mazowiecki, el primer jefe de Gobierno no comunista en un país del Pacto de Varsovia. El breve diálogo con la Prensa se celebró el pasado lunes en los augustos locales del KIK, el círculo de la intelligentsia católica que Mazowiecki fundó en años lejanos. El primer ministro ha venido a saludar a sus viejos amigos, ha escuchado sus opiniones y consejos durante media hora.
"Creo que la resolución del pleno [del POUP] no cierra todavía la puerta al diseño de una gran coalición. Cada uno tiene el derecho a tomar postura, la libertad vale del mismo modo para todos. Pero pienso que nosotros y ellos debemos conservar posiciones de apertura recíproca, de disponibilidad a la comprensión del uno con el otro y, sobre todo, no debemos permitir que se creen entre nosotros relaciones agresivas", afirma el primer ministro.
Mazowiecki insiste: "Polonia necesita la unión de todas las fuerzas políticas. Porque del nuevo Gobierno, que deberá adoptar decisiones difíciles y necesarias, no podemos excluir a nadie. Debemos trabajar juntos para solucionar los problemas de todos los polacos".
El reflejo de la "perestroika"
Mazowiecki señala que piensa negociar después de que el Parlamento ratifique, previsiblemente hoy, su designación como primer ministro, realizada por el presidente polaco, el general Wojciech Jaruzelski. Cuando se le señala que el duro lenguaje del partido comunista polaco contrasta con el que se refleja en la Prensa soviética, el casi seguro primer ministro señala que los comentarios de esta última "testimonian su comprensión de nuestra situación con toda su especificidad. Gracias a la perestroika se ha tornado posible lo que antes parecía un sueño, y eso es un hecho histórico de gran importancia".
Al retirarse, seguido por las cámaras, Mazowiecki comenta: "Para Polonia ha llegado el momento del pluralismo". Se dirige en su pequeño coche al periódico de Solidaridad, que ha dirigido hasta ahora. Va a presentar su dimisión, ya que considera incompatibles los dos cargos.
Un equipo de la televisión polaca le pregunta su fórmula para sacar al país de la apatía y la desconfianza. "Como siempre ha sido para mí, la receta es una sola: decir siempre sólo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad", responde. Y piensa en el encuentro del pasado domingo en Gdansk.
Ese día, ante unos cuantos miles de seguidores de Solidaridad, se presentó con Lech Walesa y afrontó la contestación ruidosa de un grupo de jóvenes radicales que le gritaban: "Queremos pan, no nos importa nada tener un primer ministro". Walesa quería pedir ayuda al servicio de orden, pero Mazowiecki cogió el micrófono y habló serenamente: "Amigos", dijo, "os comprendo, y por eso, apenas recibí el encargo de formar Gobierno, he venido a dar mis primeros pasos a Gdansk, donde hemos nacido como movimiento. Es verdad, el primer ministro no es el pan, ¿pero cómo puedo hacer felices a todos? Os pido comprensión, que dejemos atrás la vieja desesperación de años".
Y agregó: "Reencontremos la esperanza; quiero intentar con vosotros la construcción de una Polonia en la que la gente viva mejor y no se sienta constreñida a irse al extranjero para buscar un trabajo. Sé lo dura que es vuestra vida, pero estamos en un momento histórico: nuestro Gobierno puede hacerlo. Y cuando proponga soluciones que el sindicato no apruebe, será la opinión pública la que decida".
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