Disculpas

Le ruego me permita a través de su periódico dirigirme a la población de la localidad soriana de Olvega para pedirles perdón por el grave peligro a que les sometí cuando atravesé su ciudad conduciendo mi coche nada menos que a la desmesurada, peligrosa e incontrolable velocidad de 51 kilómetros/hora. Menos mal, y eso me alivia tremendamente el sentimiento de culpa que desde entonces tengo, que ahí estaban unos pocos miembros de la Guardia Civil provistos de un cinemómetro Traffifax V (puede no ser exactamente así, pues no puedo leerlo bien) aprobado por orden de la Presidencia del Gobierno de fecha 24-6-1983, con márgenes de error reglamentariamente admitidos, un bolígrafo y un boletín de denuncias, para cazarme como a un conejo, abrirme los ojos para ver mi peligrosa acción, retenerme durante un buen rato para rellenar la correspondiente denuncia y finalmente ¡desearme buen viaje!, lo que acabó por ponerme más contento que unas pascuas.-