Un pareja de divorciados se disputa la propiedad de unos embriones congelados
Un juzgado del Estado norteamericano de Tennessee ha abierto un caso de divorcio en el que deberá decidirse si siete embriones congelados deben entregarse al marido, que no quiere hijos, o a su esposa, quien ha anunciado su deseo de utilizar las muestras para tratar de concebir artificialmente un hijo. Este caso, el primero de estas características que se registra en Estados Unidos, servirá para saber si los bebés probeta tienen carácter de un ser potencial.
El Juicio comenzó el pasado lunes en la localidad de Maryville. La pareja que desea divorciarse y solucionar el problema que ahora plantean los embriones congelados meses atrás son Junior Lewis Davis, de 30 años, y Mary Sue Davis, de 28. Junior, un técnico de aire acondicionado, presentó demanda de divorcio el pasado mes de febrero solicitando que se prohibiera a su esposa la utilización de esos embriones sin su consentimiento. La mujer ha declarado al juez que desea utilizar aquellas muestras extraídas del semen de su esposo para tratar de tener niños, y que desea hacerlo sin el consentimiento de su esposo.
El juez Dale Young deberá fallar si los embriones pueden ser considerados como una propiedad que se puede disputar o si tienen la consideración de seres potenciales. Si decide lo segundo deberá determinar a quién otorga la custodia del niño o los niños que nazcan tras la inseminación artificial. Dale Young ha declarado que estaba "asustado" ante el caso, ya que no encontraba ningún precedente en la jurisprudencia vigente en el que basar su decisión.
Embarazos tubáricos
Entre las personas que se han sumado al debate suscitado por el caso destaca la opinión de John Robertson, un profesor de Derecho de la universidad de Tejas que testificó en la primera sesión del juicio. En su opinión los embriones deberían merecer un trato especial pero no equiparable al de las personas, ya que "los embriones congelados son un grupo de células indiferenciadas". Este abogado cree que el caso debería inclinarse a favor del marido, quien resultaría muy perjudicado por una paternidad no deseada. La mujer, en opinión del experto, podría intentar la maternidad con otros embriones. Mary Sue ha declarado que la inseminación de los siete embriones fue el resultado de un largo y penoso proceso de pruebas, análisis y contraanálisis, y que esas células le ofrecen mucha mayor posibilidad de engendrar que otras que le puedan ser introducidas en su útero.
Mary Sue Davis sufrió, desde 1979, año en que la pareja contrajo matrimonio, cinco embarazos tubáricos a consecuencia de los cuales sufrió una lesión irreversible en sus trompas de Falopio, lo que la dejó estéril.
Los embriones se encuentran congelados en nitrógeno líquido en el Centro de Fertilidad del Este de Tennessee, un hospital de Maryville.
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