Alumnos discriminados
Quiero poner en conocimiento público la discriminación y arbitrariedades cometidas por la dirección de la Escuela Municipal de Fútbol (AFE) durante el curso 1988-1989.En la escuela todos los alumnos pasan tres pruebas para ingresar; todos, excepto los hijos de los directores: el anterior (Juan Gómez) y el actual (José Antonio Camacho). También todos los alumnos han sido sometidos a una gran tensión en el último mes del curso por las distintas pruebas realizadas; todos, excepto los hijos de los directores, que, aunque participaban en ellas, no corrían el riesgo de ser dados de baja.
Indiscriminadamente, aunque los alumnos comuniquen su intención de continuar en la escuela, a final del curso algunos han sido dados de baja tras pruebas de idoneidad flisica que no contemplan eventuales circunstancias como lesiones temporales y otras que merman su resultado final. Así es el caso de mi hijo, lesionado un mes antes de las pruebas por posible rotura de ligamentos.
Quiero decir, además, que el director actual (señor Camacho) ignora el espíritu de escuela, por el que acepté el sacrificio de llevar a mi hijo, cuatro veces por semana, desde mi domicilio, cercano al barrio del Pilar, hasta Moratalaz.
Anteriormente a este cambio de estilo, al alumno, una vez superadas las pruebas y admitido por la escuela, se le comunicaban por escrito las normas de funcionamiento, y, como una más, se le informaba que al cumplir los 15 años tenía que dejar la escuela. Esto es, permanecía en la escuela un período de tiempo suficientemente prolongado como para que dejara huella en él. Ahora, tras una reunión celebrada con los padres y alumnos, la dirección de la escuela se reserva el derecho de dar la baja y apunta como motivo la ambigua razón de "falta de progresión adecuada".
He de aclarar que si esta "progresión" se mide en rendimiento escolar, la de mi hijo ha sido de sobresaliente, y si se trata de la referida a los tests físicos y técnicos, ha pasado del lugar 33º al 2º entre 94 alumnos.
Considero injusta, por consiguiente, tanto la baja de mi hijo como la de varios niños más, y estimo que esta arbitrariedad es un testimonio de mangoneo por la dirección y el profesorado de la escuela.
Debería el Ayuntamiento de Madrid, del que depende el centro, controlar estas decisiones partidistas y arbitrarias e impedir que se sigan cometiendo semejantes injusticias que afectan fundamentalmente a la educación y escolarización de los niños.-
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