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El pasillo gris

Escombros y edificios de Renfe en ruinas salpican unos solares que llevan dos años esperando obras

Basuras, edificios ruinosos y montañas de escombros. El futuro pasillo verde entre las estaciones de Príncipe Pío y Delicias, la mayor operación urbanística del sur de Madrid, ofrece un aspecto gris y decadente. La Asociación de Vecinos Unidad de la Arganzuela e Izquierda Unida han denunciado reiteradamente esta situación de abandono y han exigido a Renfe y al Ayuntamiento que inicien de una vez las obras previstas desde hace dos años.

Los vecinos afirman estar con los ánimos "muy calientes" y consideran que un nuevo retraso tendría consecuncias muy graves para la zona.Desde su pequeño taller-observatorio de la calle de Ercilla, el ebanista José Mínguez ha visto de todo en los seis últimos años: un tren que descarrila y se lleva cuatro coches por delante una lluvia de fragmentos metálicos y un muerto por la explosión de barriles de nitrocelulosa en la estación de Peñuelas, o dos operarios destrozados por un convoy.

"Promesas, promesas y más promesas"., dice José Mínguez "Se lo han montado de miedo, pero nunca empiezan. Todavía recuerdo la payasada de hace dos años, cuando vinieron Espelosín y Medel en vísperas de las elecciones a decir que lo iban a dejar todo muy bonito. Y ya ves, esto sigue siendo un estercolero."

La situación es preocupante en la antigua estación de Peñue las, derribada hace dos años. Sobre sus restos han crecido montañas de escombros. "Los camiones campan a sus anchas", afirma Isabel Osorio, vocal de IU e la Junta de Arganzuela. "Nadie se quiere hacer cargo de esto, ni Renfe ni el Ayuntamiento. El problema se solucionaría con vigilancia y poniendo una valla, pero por más que lo hemos denunciado a la Junta, no se acaba de hacer nada".

"Peñuelas está hecho una miseria." Así lo reconoce el consejero delegado del Consorcio del Pasillo Verde, Manuel Ayllón, quien considera urgente el vallado de la estación. Su opinión es compartida por el nuevo presidente de la Junta Municipal, Clemente Torres, que echa la culpa al anterior equipo de gobierno: "Los socialistas han sido muy hábiles para vender el género unas treinta veces, pero no han hecho casi nada."

Al presidente de la Asociación de Vecinos Unidad de la Arganzuela, Antonio Murillo, le han salido canas pidiendo "que entierren de una vez la dichosa vía del ferrocarril". "Queremos actuaciones inmediatas", dice, "y la que más prisa corre es la construcción de un instituto donde estaba la estación de Peñuelas."

"No se acaba de ver una iniciativa clara en este proyecto", añade el portavoz vecinal; "mucho nos tememos que el consorcio que se ha creado para llevar a adelante el pasillo sea más bien un tinglado montado por Renfe para rentabilizar la operación."

Los vecinos temen ahora que las pegas puestas por la Comuni dad al proyecto del Ayuntamiento y de Renfe (véase EL PAÍS del 26 de julio) retrase una vez más el inicio de las obras, previsto desde hace dos años.

El ebanista José Mínguez vuelve a la carga: "Aquí sólo ponen parches. Tapan un par de baches, ponen un valla que se cae a los dos días y se gastan millones en adornar un túnel que van a tener que tirar". A unos diez metros del taller de ebanistería pasan las vías del tren. "Aunque se cerró la estación de Peñuelas, los trenes de mercancías siguen pasando. Unos 20 diarios. Los vecinos siguen locos por los ruidos.

El muro de Berlín

El ebanista recuerda como si fuera ayer la primera reunión que se celebró en el Ayuntamiento para tratar el tema. "Estaba Enrique Tierno allí, rodeado de un m ontón de técnicos. Entonces se me ocurrió decir: 'Esto es como el muro de Berlín; la única solución que se me ocurre es enterrar la vía'. Y se llevaron las manos a la cabeza diciendo que eso era una barbaridad."Junto a uno de los dos pasos a nivel que aún quedan se yergue un cartel oxidado: "La Renfe queda exenta de la responsabilidad de los accidentes que pudieran ocurrir a las personas que, utilizando estas portilleras...". Al final del texto, una fecha indicativa: 1898.

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