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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El empuje de las minonías

El Ballet Hispánico de Nueva York presentó el jueves el primero de los tres programas que trae a Madrid ante un público incomprensiblemente poco numeroso, siendo ésta una compañía de probado éxito popular, interesada en promocionar la obra de coreográfos latinos, y el empuje y entidad de la minoría étnica que representan.Su éxito viene de conjugar la técnica clásicas -que dominan con amplitud- con los movimientos cimbreantes y sensuales propios de las danzas populares latinoamericanas y los ritmos del Caribe.

S51 bien estas mezclas antagónicas dan siempre un híbrido peligroso, en este caso sobrevive un estilo sofisticado, pero agradable de ver, en coreografias nada inquietantes ni reveladoras, sino amables y vistosas, y sobre todo ofrecidas por 12 bailarines estupendos, poco afectados y elegantes.

Ballet Hispánico de Nueva York

Dirección: Tina Ramírez. Llamada (coreografía: W. Whitener. Música de Romero y Torroba). Tito on timbales (Whitener. Música de Tito Puente). Cada noche.... tango (Graciela Daniele y B. H. Barry. Música: A. Piazzola). Batucada fantástica (V. Nebrada. Música: L. Perrone). Veranos de la Villa. Cuartel del Conde Duque. Madrid, 27 de julio.

Después de Llamada, un juego de movimiento estilizado y algo cursi, que contiene -en tópico- líneas españolas, presentaron, bajo la marchosa percusión de Tito Puente, un acercamiento a lo popular, a ritmo de chachachá, que varias parejas bailaron con salero.

Cada noche..., tango fue la única pieza teatral y de coreograflia más completa y atractiva de esta noche de danza. Tango de calidad, con líneas desgarradas y acentos expresivos ajustados al ambiente lumpen de prostíbulo. Nancy Turano, Pedro Ruiz y José Costas fueron expresivos protagonistas de la historia, en la que no faltó la espectacular reyuerta ni el morbo machista.

Finalmente, la batucada fantástica de Nebrada fueron ocho solos de lucimiento que imponían la precisión rítmica y la fuerza del mestizaje, sobre unas ejecuciones limpias y académicas donde destacaron también Cholsu Kim, Lani Sakakura y, sobre, todo, el punto de sortilegio y rito ancestral que en el séptimo solo interpretó magistralmente Justine di Costanzo.

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