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Accidente mortal

Rifaat el Asad se ha visto rodeado de diversas polémicas desde que hace cinco años se vió obligado a exiliarse de su país, pese a mantener el cargo de vicepresidente de Siria. La última ocasión en que su nombre saltó a la Prensa fue en el mes de mayo pasado y ello ocasionó un serio revuelo en Francia. Un simple accidente marítimo, ocurrido en la Costa Azul en agosto de 1988, adquirió una nueva dimensión al revelarse que Rifaat el Asad era el propietario de la lancha motora que causó la muerte de un joven e hirió gravemente a una chica antes de darse a la fuga. El juez de Tolón que instruye el caso pretendió trasladarse a España para proseguir la investigación, pero según denunció el propio magistrado, encontró poca colaboración por parte de las autoridades españolas.

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Protección del CESID

El 20 y 21 de octubre de 1988, EL PAÍS publicó varias informaciones sobre diferentes investigaciones policiales a Rifaat el Asad en Marbella. En ellas, se incluía las críticas surgidas en los servicios de información policiales por considerar que el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) encubría las actividades del hermano del presidente sirio, Hafed.Estas fuentes señalaban que la "protección" que el Cesid daba a Rifaat se derivaba de la decisoria influencia que Siria tiene sobre diversas organizaciones terroristas árabes.

Rifaat el Asad marchó al exilio en junio de 1984, junto con su familia y 40 guardaespaldas, para evitar una incipiente guerra civil, dada su rivalidad con altos mandos del ejército sirio. Dicha rivalidad se hizo pública tras un ataque cardíaco de su hermano Hafed, lo que desató una carrera por el poder. En 1983, Rifaat el Asad como jefe de las Brigadas de Defensa -un auténtico ejército paralelo, compuesto por 10.000 hombres- multiplicó sus iniciativas para alzarse con el poder.

Las Brigadas de Defensa tenían la capital de Siria bajo su protección, además de encargarse de las labores policiales y represivas del régimen, lo que ganó bastante impopularidad a Rifaat. Frente a sus ambiciones de poder se encontraban diversos altos mandos del ejército regular, cuya posición de dureza obligó a Rifaat a abandonar la dirección de las brigadas y a exiliarse.

Este exilio formal duró poco, ya que en diciembre de 1984 pudo volver a Siria, aunque sin poder gozar del poder que tuvo antaño. Desde entonces, reparte su presencia entre Damasco, París y Marbella.

Rifat no ha vuelto a ser el jefe de las brigadas, pero mantiene sus posiciones para suceder a su hermano en la Presidencia del país.

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