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Veraneo

Antiguamente decían los madrileños: "En Madrid, con dinero y sin familia , Baden-Baden". Había algo de verdad -Madrid podía ser una delicia, sobre todo en verano-, si bien la frase pretendía salvaguardar el honor de los que no veraneaban porque no tenían un duro. Ahora habrá que actualizarla, pues volvemos a estar en las mismas, madrileños y restantes ciudadanos. No es que los ciudadanos de este país no tengan un duro para gastarlo: lo tienen; es que el veraneo vale ya demasiados duros. Para veranear sin privaciones hay que ser millonario o parecerlo. Ciertamente sale más arregladito si cocina el ama de casa. Pero entonces no veranea el ama de casa, que seguramente es, de toda la familia, quien más lo necesita.El veraneo a la española requiere coche; dentro, la familia entera, el perro y el canario con su jaula; equipaje abundante, provisión de bocadillos y hacer el viaje de un tirón, con las paradas imprescindibles para evacuar aguas en pleno campo, ya que si es en bares, todos piden. Durante los días de asueto, mucha playa y mucho campo, venga sol y que se note, leer tranquilo, divertirse cuanto quepa, olvidar el trabajo. De cuando en cuando, una comida en el restaurante para aliviar de trajines al ama de casa y regalar los paladares de la familia.

Los españoles se fueron arreglando así durante años. Estiraban guapamente los presupuestos, y tan felices. En cambio, ahora los presupuestos no hay guapo que los estire. Los precios de los lugares de veraneo se han hecho prohibitivos; al regreso vendrán los gastos de colegio y equipar a la familia para el invierno, como siempre, más la novedad de Hacienda, que en otoño pretende cobrar, y ésa cobra sin piedad. El veraneo se ha convertido este año en una quimera y son necesarias soluciones alternativas. Afortunadamente, las hay en cualquier parte. Sin ir más lejos, en Madrid, con buen catre para la siesta y un botijo, Puerto Banús-Puerto Banús.

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