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La URSS reconoce su impotencia para controlar el conflicto étnico en Georgia

Pilar Bonet

Las autoridades soviéticas reconocían ayer su impotencia para controlar el conflicto étnico entre georgianos y abjasos, recrudecido durante el fin de semana con enfrentamientos armados que arrojaron un saldo de 14 muertos en la localidad costera de Sujumi, capital de la república autónoma soviética de Abjasia, dependiente de Georgia.En una entrevista con el periódico Izvestia, el ministro del Interior de la URSS, Vadim Bakatin, dijo que se habían confiscado armas, incluidos centenares de rifles y docenas de ametralladoras. Fuentes cercanas a ese diario manifestaron que las armas procedían del robo de un arsenal policial en la región. Bakatin manifestó que la violencia se extendió a otras zonas de la república el domingo y que se han enviado tropas .

El ministro se quejó en el diario Pravda de la falta de efectivos especiales para controlar disturbios y aseguró que en todo el país hay 18.000 hombres integrados en unidades móviles. Bakatin invocaba el ejemplo de Italia, Estados Unidos y Francia para justificar la existencia de fuerzas disponibles en caso de disturbios masivos y lamentaba que en la URSS se efectuen llamamientos para liquidar los existentes.

Las diferencias sobre la apertura en Sujumi de una filial de la universidad de Tiflis fueron la chispa del último estallido de violencia. Abjasia quiere dejar de estar subordinada a Georgia y esta reivindicación, formulada explícitamente en marzo pasado, choca con la oposición georgiana. Veinte personas resultaron muertas la noche del 8 al 9 de abril en Viflis en enfrentamientos con las fuerzas del Interior.

Para finales de mes está previsto un pleno del Comité Central dedicado a las relaciones nacionales en la URSS. Observadores políticos se muestran escépticos ante la posibilidad de dar una respuesta satisfactoria a las diferentes reivindicaciones que incluyen desde transferencias territoriales (Nagorno-Karabaj) a cambio de estatus (Abjasia), restablecimiento de unidades administrativas suprimidas por Stalin (los alemanes del Volga) y plataformas de vocación independentista (repúblicas Bálticas).

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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