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COMUNICACIÓN

Más de 1.500 empresas luchan por la nueva industria audiovisual en España

Hay quien sostiene que la verdadera batalla audiovisual en España se está librando en el sector de la producción. A fin de cuentas, con la inminente adjudicación de las cadenas privadas sólo van a incorporarse como mucho tres nuevos grupos difusores, pero serán bastantes más los que producirán los contenidos que los nuevos canales van a transmitir. ¿Quiénes crearán esos contenidos? ¿Qué se va a crear? Según fuentes del sector, más de 1.500 empresas de producción, servicios y distribución luchan por hacerse un hueco en la industria audiovisual. Todas las fuentes dicen que a corto plazo aumentará espectacularmente la emisión de películas debido a la falta de remanente de otro tipo de producciones.

Algunos signos de esta batalla han aparecido recientemente. Por ejemplo, los primeros días de este mes, en la puja por retransmitir la liga del fútbol profesional durante las próximas cinco temporadas tomaron parte la televisión estatal, algunas autonómicas y al menos dos grupos que han solicitado televisiones privadas. Uno de estos grupos, por otra parte, ha adquirido en los dos últimos meses los derechos de emisión de 1.200 películas de distintas nacionalidades que le pueden resolver de entrada unas 2.000 horas de emisión.Prácticamente todas las empresas aspirantes a un canal de televisión privado tienen ya su propia productora o una productora asociada que piensan utilizar al máximo en el caso de que se les conceda el canal. Hasta Televisión Española, siguiendo las instrucciones del director general de RTVE, Luis Solana, está estudiando la posibilidad de crear su propia sociedad de producción.

Es sabido que, por ejemplo, el grupo Gestevisión (Anaya, ONCE y Berlusconi) tiene a su disposición la productora Videotime, del magnate italiano; que Canal Plus (PRISA, Canal Plus y otros) va a poder utilizar la productora Sogetel, del grupo PRISA; que Univisión Canal 1 (Zeta y Murdoch, entre otros) posee la productora Prozesa, y que Antena 3 ha anunciado que producirá el 50% de los programas que emita.

Aunque las nuevas cadenas cubrieran, en el mejor de los casos, con producciones propias la mitad del tiempo de su programación, necesitarían acudir a otras canteras de programas ajenas para llenar la otra mitad de su tiempo en antena. Según la ley los titulares de una concesión de televisión deberán cubrir por sus propios medios un 15% de la producción; un 40% será de producción originaria de países de la Comunidad Europea y un 55% de la producción emitida será en expresión originaria española.

Películas comerciales

Por otra parte, en relación con el cine, al menos el 40% de los filmes emitidos al mes deberán ser de producción de países de la CE. Además no podrán emitirse películas comerciales hasta dos años después de su estreno en las salas. Esta última condición podría modificarse si se cambiara la legislación en materia de cinematografía.

No es extraño, por todo esto, que tanto los grandes como los medianos y más pequeños de la producción cinematográfica hayan tomado posiciones ante la avalancha anunciada de nuevas televisiones. Además las seis principales productoras de vídeo de España, agrupadas en la Asociación de Distribuidores e Importadores Videográficos de Ámbito Nacional (Adivan), han llegado a un acuerdo para fomentar la utilización del vídeo por las nuevas empresas de televisión y los nuevos canales autonómicos.

La aparición de nuevos canales provocará -lo está haciendo ya- fuertes inversiones en tecnología de difusión y, por otra parte, en contenidos creativos. Pero existe un riesgo que lo notarán sobre todo los telespectadores, como ha señalado en un reciente informe el catedrático de Teoría de la Imagen en la Universidad Autónoma de Barcelona, Lorenzo Vilches: "La creación de las nuevas televisiones privadas implicará probablemente la búsqueda de una rápida rentabilidad mediante programaciones extremadamente comerciales, y esta situación puede conducir hacia una mayor debilidad en el campo de la creación y de la producción nacional de calidad".

"A pesar de que el sector es muy opaco, los productores y distribuidores ya están comprando horas y horas de televisión", dice Fernando Campos, especialista en medios audiovisuales y editor de la revista Cinevídeo 20, que acaba de publicar una guía de empresas productoras. "En términos generales la producción está muy poco organizada; nadie sabe a qué atenerse por falta de infórmación adecuada de qué es lo que van a producir y además faltan profesionales preparados".

"Las televisiones privadas no tendrán más remedio que encargar trabajos a las productoras independientes", señala Ramón Colom, directivo de Tesauro. "Se abre ante esta perspectiva una etapa apasionante porque las cosas tendrán que hacerse con más profesionalidad, tanto por parte de los difusores que encargan o compran los programas como por parte de los productores, que deberán saber entre otras cosas qué día y a qué hora se emitirá la obra encargada". Ramón Colom previene por otra parte contra la invasión en España de los productores europeos y americanos, como ya ha sucedido en otros ámbitos de la industria de la comunicación.

Efectos sobre el cine

"Los productores de cine están siguiendo con sumo interés el desarrollo de las nuevas condiciones del mercado", dice Tadeo Villalba, coordinador de la Federación de Asociaciones de Productores Cinematográficos del Estado Español. "Creemos que las demandas de las cadenas privadas nos sacarán de la actual situación ocupacional y de mantenimiento de la industria. Mientras llegan las televisiones privadas, que sin duda darán un empuje a la industria de la producción cinematográfica, nuestra principal preocupación es la defensa de las cuotas de pantalla", añade.

Antonio Cuevas, presidente de la Unión de Productores de Cine y Televisión, augura un porvenir también optimista no sólo a las obras cinematográficas "sino a todo lo que incluya imágenes", "porque la producción va a ser imprescindible para la nueva situación". Cuevas no ve, sin embargo, un porvenir tan claro a la industria de la exhibición cinematográfica, que continuará asistiendo al triste espectáculo del cierre de más salas. También detecta como peligro "la brutal colonización de la producción norteamericana, con más de un 60% en obras de cine y televisión en Europa".

La irrevesible ascensión del vídeo

J. F. B. "Ya nadie podrá parar la irresistible ascensión del vídeo", dice Alberto Galtés, directivo de la Asociación de Distribuidores e Importadores Videográficos de Ámbito Nacional (Adivan). "Estamos convencidos de que ni los satélites, ni el cable, ni las televisiones privadas pueden evitar esta ascensión. España es en el sector del consumo de vídeos la cuarta potencia mundial después de Estados Unidos, Japón y el Reino Unido", añade.

Según las últimas estadísticas los españoles compran 450.000 aparatos de vídeo al año y se gastan 30.000 millones de pesetas, también al año, en alquiler de películas en vídeoclubs. El parque nacional de vídeos ronda los 2 millones, y para 1990 se prevé que el 40% de los hogares españoles dispongan de uno de estos aparatos. Las asociaciones videográficas estiman que se va a producir un crecimiento constante en los próximo años.

"Naturalmente, la entrada en funcionamiento de las televisiones privadas afectará al vídeo, sobre todo al principio, pero luego las aguas volverán a su cauce", dice el directivo de la asociación que ha lanzado ya una campaña en favor del vídeo "ante lo que pueda suceder". "Nuestra campaña", comenta, "no es de defensa, sino de promoción, para recordar que el vídeo doméstico no se opone a nada ni a nadie sino que proporciona, por el contrario, una posibilidad de llenar libremente el ocio".

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