'Guerra religiosa' en Glasgow
El fichaje de un católico por el Rangers desata la tensión en la ciudad
Frente al estadio de Ibrox Park, sobre la acera, ha sido pintada en gigantescas letras la palabra traitors (traidores). Para muchos aficionados del Glasgow Rangers se han convertido en traidores los técnicos y directivos de un club que acaba de destrozar 116 años de tradición protestante con el fichaje del delantero internacional Maurice Johnston, el primer católico que viste la camiseta del club.
"De acuerdo, hemos hecho algo que nadie había hecho antes", comenta Graeme Souness, entrenador y a la vez directivo del campeón escocés. "Pero alguien debió romper esta barrera hace décadas. Parece increíble que en el año 1989 sigamos con discriminaciones religiosas. El hecho es que hemos fichado a uno de los goleadores de más talento en el fútbol actual, y su presencia puede ser muy importante para nuestras ambiciones de situarnos entre la élite del fútbol europeo. Ha sido un fichaje futbolístico y nada más. Dicho esto, me resulta muy dificil explicar las reacciones a personas que no son de Glasgow. Esperaba una reacción de algunos sectores, pero hace una semana que en la ciudad sólo se habla de este terna".El fichaje de Johnston ha servido para levantar algunas barricadas religiosas que habían comenzado a desmoronarse en el desuso. Durante más de un siglo los azules del Rangers habían sido los abanderados del protestantismo en implacables guerras futbolísticas contra los verdes católicos del Celtic. Pero Souness, desde su llegada a Ibrox en 1986 se ha convertido en verdugo de las más santificadas y añejas tradiciones de la institución. Mientras los clubes ingleses siempre habían saqueado el fútbol escocés, Souness empezó a fichar ingleses. Ningún jugador negro se había puesto la camiseta azul, pero Souness fichó al negro inglés, Mark Walters. Ahora, con el fichaje de Johnston, ha trasladado las pasiones del Ulster hasta las calles de Glasgow.
Ex jugador del Celtic
Además de la trascendencia religiosa del fichaje, el caso concreto de Johriston reúne ingredientes para provocar una guerra civil. Al margen de sus creencias católicas, el rubio delantero de 26 años fue jugador del Celtic, y ahora pasa al enemigo con etiqueta de traidor. Además vivió experiencias amargas durante su etapa en el Celtic. Tuvo una serie de roces con la policía hasta provocar un severo marcaje a su Porsche blanco por parte de las fuerzas del orden. El club hizo llegar una petición por escrito al comisario de la ciudad pidiendo clemencia. Afirmando que no aguantaba más el ambiente de la ciudad, Johnston optó en 1987 por refugiarse en el Nantes francés.
Mientras tanto, Mo (el apodo de Johnston) seguía goleando e impresionando con la camiseta azul de la selección escocesa, y cuando el Nantes decidió traspasarle hace pocos meses, el Celtic no dudó en repatriarle. La vuelta del hijo pródigo se anunció en una conferencia de prensa celebrada poco antes de la victoria del Celtic sobre el Rangers en la final de la Copa, y salpicada de frases como "el Celtic siempre ha sido el club de mis amores".
Poco después, Johnston rompió las negociaciones por falta de acuerdo en el tema de los impuestos y volvió a un Nantes disgustado, ya que el club francés ya tenía atado al sustituto de Johriston y había recibido el primer pago del Celtic. Poco después, la UEFA sentenció que el jugador pertenecía al Celtic y Mo insistía que pensaba cumplir el año de contrato que le ligaba al Nantes. Unas semanas y 300 millones de pesetas más tarde, se ganó la enemistad de todos los seguidores del Celtic cuando anunció su pase al Rangers, y la de gran parte de los seguidores del Rangers por su condición de católico.
La pasada semana hubo manifestaciones delante del estadio de Ibrox Park; aficionados quemaron la ropa deportiva que llevaba el nombre del jugador, y se rompieron públicamente carnés de algunos socios del club. En el barrio de Lark Hall, tradicional feudo protestante, las reacciones han sido violentas y está en movimiento un proyecto de boicoteo al equipo mientras, esté Johnston. El club guarda, mientras tanto, un solemne silencio. Su presidente, David Murray, insiste en que la adquisición de Jonston es un fichaje puramente deportivo.
Entre las iras de los verdes y los prejuicios religiosos de los azules Johnston tiene un futuro problemático en la ciudad que llegó a agobiarle hace dos años. "Lo absolutamente cierto", dice un periodista de la ciudad, "es que Johnston no podrá sacar la cabeza por ningún lado de Glasgow, y él mismo ya ha anunciado que no vivirá en la ciudad. Deberá llevar una vida de puertas adentro y no es exagerado temer por su vida. Es difícil describir las pasiones que ha levantado en la ciudad, y sólo hace falta que venga un loco del Ulster...".
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