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Barras y estrellas

La bandera norteamericana, gran protagonista de la fiesta del 4 de julio

Las barras y estrellas de la bandera norteamericana serán las protagonistas de la fiesta nacional de Estados Unidos, que hoy conmemora el 2132 aniversario del nacimiento de esta nación. El presidente, el republicano George Bush, ha conseguido enardecer a sus compatriotas sobre la necesidad de revocar la reciente sentencia del Tribunal Supremo, cuyos miembros consideraron mayoritariamente que quemar la bandera nacional no es un delito. El debate sobre la integridad de la insignia nacional marcará la jornada.

La decisión del Tribunal Supremo de permitir a los norteamericanos quemar su propia bandera como un derecho reconocido en la primera enmienda de la Constitución, que salvaguarda la libertad de expresión, ha provocado gran polémica en EE UU.Hoy, desde las praderas de la gran llanura hasta las islas Hawaii y desde las playas de Califorma hasta las montañas blancas de Nueva Inglaterra, las barras y las estrellas desplazarán a los dos grandes emblemas tradicionales de esta festividad: la libertad y el patriotismo.

Desde la sentencia del Tribunal Supremo, hecha pública hace 13 días, la reacción de los norteamericanos ha sido feroz y la de los políticos republicanos, furiosa. Bush ha propuesto enmiendas constitucionales para puentear la decisión del Supremo, al comprobar que todas las vías legales para evitar esa sentencia resultarían inútiles.

Bush quiere cambiar la Constitución y no ha pasado un solo día sin que haya recordado al país la importancia de la integridad de la bandera."El modo más seguro de preservar la libertad es protegiendo el espíritu que la sustenta, y la bandera es ese espíritu", explicó el presidente Bush junto al I o Jima Memorial, monumento de los Marines en Arlington que reproduce la histórica imagen de un grupo de soldados clavando la bandera en la cima del monte Suribachi.El espíritu de los veteranosEl presidente explicó, rodeado por el espíritu de los veteranos de todas las guerras ganadas y perdidas por este país, que "la bandera representa nuestros sueños, nuestro destino, y cuando se habla de los colores de la naci'n no se está cuestionando el derecho de los hombres a hablar libremente, porque las barras y las estrellas garantizan esos derechos".

Bush, que alcanzó la presidencia con el lema electoral Vieja Gloria, deberá emprender una dura batalla política si desea introducir una enmienda en la Constitución.Los fundadores de esta nación preservaron el documento de la pasión política de momentos como el que se están viviendo estos días en Estados Unidos.Esa pasión ha hecho olvidar a la opinión pública la crisis China y la legalidad de sentenciar a muerte a los norteamericanos que cometan delitos de sangre enedad adolescente o con problemas de incapacidad mental. Una enmienda constitucional requiere la aprobación de las dos terceras partes de] Senado y de la Cámara de Representantes, y el apoyo de las legislaturas de 38 Estados. Desde 1789, el Congreso ha estudiado más de 5.000 proyectos de enmienda constitucional, y sólo 26 fueron adoptadas.

La bandera se ha convertido en una obsesión para los republicanos, que desean monopolizar a toda costa este símbolo, cuya utilización les ha permitido conducir tres campañas electorales hasta la Casa Blanca.

El reverendo Jesse Jackson, demócrata, ha declarado: "No debemos utilizar la bandera como sustituto de la seguridad social, el trato de la colectividad, los buenos salarios, los justos precios y la nutrición".

Hoy, EE UU venerará a las barras y a las estrellas en el Mall del Distrito de Columbia, junto a las estatutas he Lincoln y Jefferson.

Allí, miles de norteamericanos festejarán el 4 de julio, y ló mismo ocurrirá en las demás ciudades del país, mientras un nacionalista portorriqueño, encarcelado en Atianta (Georgia) por quemar la bandera, seguirá su lu cha legal para acogerse a la sentencia del Supremo.

Carlos Mendoza-Lugo quemó las barras y las estrellas ante una estafeta de correos en San Juan, en 1987, reclamando la independencia de su país. "No fue un acto de vandalismo, sino de patriotismo", ha alegado Mendoza-Lugo en su recurso, acogiéndose claramente a la sentencia del Supremo.

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