Telefónica tardará tres años en recuperar sus índices de calidad, según su presidente
La Compañía Telefónica tardará "tres años, tres años y medio" en recuperar los niveles de atención y calidad del servicio, actualmente desbordados por la demanda, según su presidente, Cándido Velázquez. La compañía, que ha cerrado el año 1988 con un benericio neto de 62.800 millones de pesetas, ha cursado pedidos de 2,8 millones de nuevas líneas para 1990 a la industria suministradora, que hasta la fecha ha incumplido sus compromisos de 1989 en un 40%. Telefónica, que abrirá su mercado a AT&T, ha advertido que "repartirá su demanda en función del grado de cumplimiento por parte de los suministradores".
Contrariamente a las optimistas previsiones hechas públicamente por el anterior presidente de Telefónica, Luis Solana -"tardaremos seis meses en recuperar los índices de calidad del servicio"- Cándido Velázquez estima que "para volver a pasar de un sistema en el que mande la oferta y no la demanda como en la actualidad, pasarán tres años, tres años y medio". La mejora se notará a partir de 1990, según las previsiones de la empresa semi-pública. Durante este año la lista de espera ha evolucionado negativamente, de 538.000 en enero a 613.00 en mayo.Dentro de su estrategia de racionalización de sus relaciones con la industria, Telefónica cerrará en el próximo mes de julio pedidos por 2,8 millones de líneas para 1990. Esta demanda se repartirá entre Alcatel Standard Eléctrica, Intelsa-Ericsson y AT&T, la recién llegada a este mercado. Velázquez ha declinado cuantificar la cuota de la demanda total a repartir entre los tres, señalando que estará condicionada al cumplimiento por parte de las empresas suministradoras de sus compromisos y a su capacidad real de producción. Otras fuentes en la empresa han señalado que la tarta se rapartirá al 45% a 50% para Alcatel, 35% a 40% para Ericsson y 5% a 10% para AT&T.
Por otra parte, Telefónica ha aprobado la reestructuración de su organigrama directivo, con la colocación de dos ejecutivos de confianza del propio Velázquez en lo más alto del staff, relegando a los directores generales tradicionales de la sociedad a funciones subordinadas en ambos departamentos. La reestructuración supone, además, la desaparición de la dirección de desarrollo corporativo -encargada de los temas industriales- que, a juicio del presidente, "ha cuplido ya su cometido". Pedro Solbes, secretario de Estado para las Comunidades Europeas, se ha incorporado, además, al consejo de la compañía.
Telefónica obtuvo, al cierre de 1988, unos beneficios de 62.800 millones de pesetas, sobre unos ingresos de 612.000 millones. El cash flow (beneficios más amortizaciones) generado fué de 304.000 millones, según los datos de su balance, que reflejan una mejoría en su salud financiera.
Telefónica negocia en estos momentos el último tramo de su nuevo contrato con el Estado, que regula la adaptación de la empresa a un entorno de mayor competencia. "Las lógicas discrepancias entre la compañía y el Estado, que podrían quedar solventadas este mes, se refieren fundamentalmente a operaciones de control público sobre la empresa" según la lacónica explicación de Velázquez.
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