Isabel Perón

El presidente electo de Argentina, el peronista Carlos Menem, ha desmentido con tibieza que la viuda de Perón, la ex presidenta María Estela Martínez, más conocida como Isabel, vaya a ser designada como embajadora en el Vaticano. Ante la noticia del nombramiento, publicada en los vespertinos de Buenos Aires, Menem declaró que "todavía no hay nada sobre el particular".

A sus 58 años, Isabel ya no despierta en Argentina la expectación y revuelos de los primeros días. Cuando regresó, a fines del pasado octubre, la agobiadora presencia de periodistas en torno suyo la obligó a pronunciar una frase histórica que sirvió para incluir en el vocabulario argentino un verbo desconocido en el país: "No me atosiguéis". Los periodistas han dejado de atosigarla, pero Isabel no ha cesado de aparecer en la letra impresa. Un día la hospitalizan con una crisis cardiaca y otro declara que un aborto frustró el sueño de darle al general un peronito, sin que falte un juez que amenaza con llevarla por la fuerza para declarar en la causa por la desaparición de las manos de Perón.

Hace sólo dos semanas se murió el que había sido su consejero áulico, José López Rega, a quien llamaban el Brujo . Hasta el último momento, los curiosos esperaron en vano la aparición de la señora Isabel por el velorio, pero el cadáver apestaba, y la viuda de Perón ni siquiera mandó una corona.

Tras el triunfo peronista en la elección del 14 de mayo, Isabel se decidió a visitar a Zulema Yoma, la esposa del futuro presidente, que parece no la veía con buenos ojos. Cuando todavía no se han apagado los ecos de un presunto robo de varios objetos de Perón, desde un Cristo hasta un quimono regalo del ex emperador Hirohito, la noticia de que Isabel iría posiblemente de embajadora al Vaticano ya no ha sorprendido en Argentina porque, comenta más de uno, "mayores barbaridades se han visto en este país".