El ascenso de Jiang refleja la división en la cúpula china
La descarnada lucha por el poder que vive China no ha quedado zanjada con la elección de Juang Zemin como secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh). Por el contrario, los expertos señalan que su nombramiento representa "la profundidad de las fisuras" abiertas en el Chongnanhai, sede del partido y del Gobierno. "El único papel posible que tiene Jiang es evitar un enfrentamiento violento entre las diversas facciones del PCCh hasta que, a la muerte de Dengo Xiaoping, triunfe una de ellas", destacan fuentes occidentales.
Un grupo de intelectuales chinos considera que en la nueva composición del comité permanente del Buró Político "ha disminuido la influencia de Deng Xiaoping en favor de los ortodoxos del anciano economista Chen Yun". Ahora son seis sus componentes, quedando empatados los ortodoxos -Yao Yilin, Ding Guangen y Qiao Shi- con los hombres de Deng: Li Peng, Li Ruihuan y Jiang Zemin.De los cinco anteriores sólo Yao estaba claramente identificado con la línea de Chen Yun y los dos expulsados Zhao Ziyang y Hu Qili eran más reformistas que Deng, porque querían que la reforma alcanzase no sólo a la economía, sino también a la política.
A pesar de ello, hay quien ve la mano de Deng en el aumento de cinco a seis miembros para que, en caso de empate, la balanza se incline por su peso, que no su voto, ya que Deng se retiró voluntariamente de este cuerpo decisorio en favor de sus protegidos. Destacan también que Jiang es una clara elección de Deng frente a Qiao Shi, quien, apoyado por los ortodoxos, estuvo a punto de obtener la secretaría general.
Según los intelectuales chinos, la crisis vivida en los dos últimos meses en China "ha demostrado que Deng, de 85 años sigue siendo el hombre fuerte del país, pero que los ortodoxos han tomado ventajas del declive físico que ha experimentado el anciano". Aunque se congratulan de que Qiao Shi, jefe de la seguridad del Estado y de la disciplina del partido, no se haya hecho con el sillón más preciado de China, ven en Jiang Zemin, de 62 años, un "tecnócrata sin influencias ni conexiones, que no logrará unificar la dirección del PCCh ni acercar ésta a las necesidades actuales del pueblo chino".
La principal observación que avala esta tesis es que Jiang, a diferencia de su antecesor Zhao Ziyang, no ha sido nombrado primer vicepresidente de la comisión militar. Ésta, presidida por Deng Xiaoping, y con sólo ocho miembros más, ahora siete, controla al aún poderoso Ejército Popular de Liberación (EPL). Deng, desde ese puesto, el único que sigue manteniendo, ha tratado de alejar al EPL de la política y, con sus fantásticas dotes de equilibrista, ha conjugado la influencia del ELP por un lado con la del partido por el otro. De hecho, uno de los grandes cambios introducidos por Deng en estos años ha sido el poner a la cabeza del partido a hombres que nada tenían que ver con el EPL: Hu Yaobang, Zhao Ziyang y Jiang Zemin.
Éste último, como ex alcalde de Shanghai y jefe del partido de ese importante puerto fluvial, y Li Ruihuan, como alcalde de otro gran puerto industrial de China, Tian Jin, a unos 60 kilómetros al sur de Pekín, se han destacado por abrir sus ciudades a la inversión extranjera y facilitar el boom económico de éstas."No sé cuando, pero el levantamiento popular no tardará en producirse. Esa banda de ancianos que nos dirige tiene tantos años que ha perdido la memoria histórica y se olvida de que el pueblo chino no se deja oprimir indefinidamente", opina una profesora de un instituto de Pekín.
Etapa peligrosa
Otro profesor afirma que China entra ahora en "una de sus etapas más peligrosas desde la fundación de la República Popular en 1949". Una de las misiones encomendadas a Jiang es acabar con la disidencia, para lo que reforzará enormemente los órganos de propaganda del PCCh y los servicios de espionaje y seguridad del Estado. "Ahora ninguno osamos hablar. No sabemos si el espía lo tenemos delante o detrás de nuestras narices y, aunque no siempre se acabe en la cárcel, por muy poco puedes encontrarte en una comisaría, respondiendo durante horas a estúpidas preguntas de rudos funcionarios", señala un estudiante que participó desde la muerte de Hu Yaobang, en que comenzaron las manifestaciones, hasta finales de mayo en el movimiento estudiantil a favor de la democracia y la lucha contra la corrupción. Movimiento que aplastaron los tanques el pasado día4.Los intelectuales y estudiantes chinos no perdonan a Jiang haber cerrado sin contemplaciones el periódico más liberal de China, el Diario del Mundo Económico, y haber contribuido a la purga de periodistas y responsables de los medios de comunicación social que se desarrolla estos días en el país. "Fue tan breve como un fogonazo, pero durante la tercera semana de mayo los chinos nos avalanzábamos felices sobre unos periódicos que, por primera vez desde la fundación de la República Popular, informaban libremente de lo que pasaba en la nación. Ahora hemos vuelto a encontrarnos con un atajo de historietas sobre lo buenos que son los soldados, lo felices que son los campesinos y cómo ha crecido la población en una determinada ciudad", añade la profesora. Desilusión e impotencia son los sentimientos que afloran en cualquier conversación con jóvenes pequineses, ya seanestudiantes u obreros.
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