Libertad de cátedra, sí; mercachifles, no
En contestación a la carta de doña Remedio Sánchez Ferri, tutora de la UNED, publicada el 12 de junio con el título Libertad de cátedra, esta delegada de la Universidad a Distancia que suscribe tiene la obligación de manifestarse por alusiones a un tema que concierne sobremanera a los alumnos de la UNED, y me sorprende que dicha señora, desconociendo los detalles, según dice, intente remediar -quizá por llamarse Remedio- lo que no tiene justificación.La Constitución proclama la libertad de cátedra no sólo en interés de los profesores, sino también de la enseñanza pluralista que los alumnos tienen derecho a recibir sin que extravagancias, abusos de poder o cualquier otra conducta anómala vulneren los derechos de los mismos. Y lo que parece evidente y muy grave es
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que el conflicto surgido en el Departamento de Derecho Constitucional se ha producido con motivo de uno de los abusos que en el terreno de los libros de texto vienen cometiendo algunos profesores, con perjuicio importante para los estudiantes. Amén de que ningún estamento de la universidad puede desconocerlo sin incurrir en corresponsabilidad y sin sentar un precedente que puede ser la tumba de una universidad concebida como fábrica de saberes, para dar paso a una selva repleta de descarados negocios editoriales regidos por el afán de ganar muchos millones de pesetas al año, no sólo importándoles un bledo la libertad de cátedra, sino trayéndoles literalmente al fresco los más elementales derechos del elemento discente.
Obviamente, no soy quién para juzgar si los profesores pueden o no dedicarse a editar libros. Lo que sí me atrevo a afirmar es que un catedrático, que además es director de un departamento, no puede prevalerse de su condición para organizar una sociedad mercantil dedicada a editar libros de texto que necesariamente han de adquirir los alumnos de su asignatura. Y, por otro lado, estoy convencida de que la mayoría de los profesores de la UNED detestan estas prácticas y mantienen una conducta más que honorable, pero la experiencia también me ha convencido de que para el profesorado resulta incómodo enfrentarse a estas situaciones irregulares de algunos colegas suyos, y el resultado es que las mismas tienden a extenderse. Por tanto, estamos en el deber de colaborar activa y constructivamente, todos, en beneficio de la ética académica, del prestigio de la universidad y dé los más elementales intereses del colectivo estudiantil.- representante de alumnos de la UNED.
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