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FELIPE GONZÁLEZ, ANTE LA 'CUMBRE' DE MADRID

Conocer el engranaje

"En este semestre hemos bajado a la sala de máquinas de la CE, hemos chutado a gol todos los balones que hemos podido y los demás se los hemos pasado a los franceses". La opinión pertenece a Francisco Fernández Ordóñez, presidente de turno de la CE como titular de Asuntos Exteriores. El embajador en Bruselas, Carlos Westendorp, afirma que "conocer los entresijos es básico y eso es algo que no te quita nadie".

La impresión en el núcleo de funcionarios que desde Madrid o Bruselas han llevado las riendas de las negociaciones preparatorias de los acuerdos es que el ejercicio de la presidencia ha permitido conocer el engranaje de la CE y establecer contactos claves para el futuro. Poder influir a tiempo en una propuesta tiene es un valor estratégico en el mundo comunitario.

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Este tipo de relación privilegiada permite en ocasiones sortear la rigidez del procedimiento, como sucedió con la aprobación del mandato de negociación con la URSS, que se consiguió a pesar de tener todos los plazos en contra.

"El error de Portugal al haber renunciado a la presidencia porque le coincidía recién estrenado el ingreso ha sido inmenso", comenta un funcionario de Bruselas. Un país como Luxemburgo con sólo 41 diplomáticos logró el acuerdo sobre el Acta Única. Pero en el protagonismo en las grandes decisiones de la Comunidad influyen más circunstancias que los deseos de la presidencia de turno. La teoría explica que un país grande como la RFA, Francia o el Reino Unido intenta siempre sobreponerse a la Comisión y el resultado es la supremacía o el enfrentamiento. Los pequeños no tienen más remedio que someterse a un aparato que dispone de la exclusividad de presentar propuestas. Con los países intermedios, como es el caso de España, siempre se produce una etapa de tanteo. Los roces son producto de que la maquinaria burocrática intenta extender sus competencias y el país en cuestión afirmar su protagonismo.

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